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Hace mucho tiempo, allá por la dictadura de Franco, el régimen lanzó un eslogan para promocionar la lectura: 'Un libro ayuda a triunfar'. De aquel planteamiento devino otro: 'El saber no ocupa lugar'. El libro pasó a ser un elemento necesario, incluso como elemento del ... mobiliario, libros de lomos idénticos que uniforman la estantería y otorgan un toque cultural a la vivienda. El libro ocupaba espacio. José Manuel Lara, el andaluz que creó de la nada la mayor editorial española, Planeta, descubrió, en la España en los albores del desarrollo, que el libro era un producto en demanda creciente. Con la venta de libros puerta a puerta llevó las bibliotecas a miles de hogares.
El libro mantiene su vigencia pese al cambio radical propiciado por la era digital. Las novelas para leer en pantalla no han logrado, ni de lejos, sustituir a las ediciones en papel. Las librerías no han cerrado y se editan miles de títulos cada mes. En los textos académicos para formar a las nuevas generaciones tampoco parece que el formato tradicional del papel se encuentre en peligro de extinción. Es más, numerosos estudios demuestran que los alumnos logran mejores resultados académicos si trabajan con libros que si lo hacen con dispositivos electrónicos.
En las páginas de los diferentes volúmenes (tercera acepción del diccionario de la RAE) es posible encontrar magníficas historias reales o ficticias, poemas intensos, fórmulas matemáticas, pensamientos filosóficos, relatos infantiles… Un universo inabarcable.
Todo está en los libros. Una biblioteca abre las puertas del universo y de un vistazo a los libros que cada cual posee se puede conocer los gustos y aficiones de quien ha acumulado ese conocimiento en forma de letra impresa.
En lo referente a la lectura también existe la moda. La novela histórica ha tenido, y mantiene, un elevado número de seguidores. En el inicio del siglo XXI irrumpió la novela negra como género dominante. Las diferentes formas de narrar investigaciones sobre crímenes, robos, desapariciones y otros sucesos ha lanzado al escaparate a autores hasta entonces desconocidos. Algunos de los escritores, de los que trabajan lo que antes se llamaba novela policiaca, han demostrado que, además de diseñar tramas atractivas e ingeniosas, poseen talento literario.
Hay profesores eméritos que sostienen que leer es siempre bueno, aunque se trate de colocar la vista sobre un folleto de instrucciones para ensamblar un mueble. Leer es un hábito y una vez adquirido nos permite conocer mundos lejanos y diversos sin movernos de nuestro sitio. Es necesario incentivar el deseo de leer en los más jóvenes y lograr que puedan abordar un texto largo y profundo. La brevedad de los mensajes en las redes sociales genera una costumbre perniciosa: acostumbrarse a los planteamientos telegráficos e impedir que se aborden relatos extensos.
En lo referente a las tendencias resulta evidente que con el paso del tiempo cambian.
Tras las novelas románticas llegaron las que se sumergen en el mundo del espionaje.
Luego las históricas o policiales y ahora surgen con mucha fuerza los libros de autoayuda. Las librerías se colman de títulos tan prometedores cómo. 'Sea feliz sin esfuerzo'. 'Adelgazar comiendo de todo', 'Supere sus complejos con sencillez' y un largo etcétera.
La excelente aceptación que tienen esas publicaciones, etiquetadas como de auto ayuda, es un síntoma de una sociedad que ha logrado máximos grados de seguridad y bienestar y que tiene tiempo y medios para convertir pequeños desajustes en elementos referenciales. Sorprende que a una conferencia, con presentación de una nueva publicación, de un personaje que se limita a contar su vida al detalle en las redes sociales o que desde la atalaya de su formación como psicólogo, atraiga a muchas más personas que las impartidas por un científico de probada solvencia o a un escritor con verdadero talento literario. En ocasiones, el comportamiento de los lectores funciona de manera inversamente proporcional a la calidad del texto.
Los libros tienen la virtud de ser multiusos, como las clásicas navajas suizas. Lo mismo abren una lata de conservas que permiten cortar uñas. Esa versatilidad es una bendición porque las editoriales que, además de realizar una tarea imprescindible en la difusión cultural, son empresas que precisan generar beneficios, con los que sobrevivir, poder arriesgar con nuevas firmas y de esa manera permitir la aparición de talentos literarios diferentes.
El libro es el mejor amigo del hombre. La resistencia que demuestra el formato clásico, de edición en papel es una prueba de la importancia de las publicaciones y, al mismo tiempo, un reto para la continuidad de un objeto cultural de primer orden.
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