El Museo Municipal resucita

La construcción del Mupac se ha iniciado, e incluso se han solventado los primeros problemas técnicos. La transformación de la antigua sede del banco Santander en un gran museo, 'Faro Santander', avanza a pesar de las complejidades arquitectónicas que supone el vaciado interior, la excavación de los sótanos y llevarlo todo a cabo en el mismo centro urbano. La vieja y acariciada idea de traer a la ciudad una sede asociada del museo Reina Sofía, con la Colección Lafuente, ya ha dado su primer paso.

Y a todo ello, se une la inminente reinauguración del Museo Municipal de Santander, el MAS, que se celebrará el 18 de mayo. La reconversión integral del Museo Municipal de Santander supone resucitar un activo cultural que fue afectado por un incendio, que no ha sido tarea sencilla.

El museo Municipal de Santander nació en el año 1907, como un museo integral que tenía contenidos de prehistoria y arqueología, historia natural, etnografía y etnología, y, finalmente, bellas artes. A lo largo del tiempo se fueron independizando los fondos prehistóricos y el museo municipal se especializó en pintura y escultura dando lugar al actual MAS.

Durante estos años, en los que el equipo que dirige Salvador Carretero ha trabajado en lograr que la restauración integral del museo sea la más adecuada para afrontar el presente y el futuro, también han elaborado y editado un libro definitivo sobre el vasto patrimonio de obras con que cuenta. Naturalmente, como sucede en todos los museos, son muy importantes las piezas que se mantienen en los depósitos. Obras de enorme interés que no tienen cabida en el espacio tasado de las diferentes salas.

El MAS ha editado un libro que será la pieza fundamental para conocerlo. Dos tomos componen la publicación. Por una parte, la relación integral de las obras que forman el inventario del museo (823 páginas). Tanto las que están expuestas como las que permanecen en los depósitos. El catálogo permite conocer todo el legado de esta institución, con una reproducción fotográfica y una ficha que data perfectamente el autor y la fecha de cada pieza.

En esta publicación se incluyen las colecciones numismáticas que se custodian y algunas piezas que estuvieron en el museo y que, en el año 1947, cuando se creó el MUPAC, permanecieron en el MAS, a pesar de que la mayor parte fueron trasladadas a la nueva institución. De aquel germen diminuto, crece en estos días el museo más grande de Cantabria, el nuevo Mupac en Puertochico. También aparece la relación, detallada, de las exposiciones temporales realizadas a lo largo de la historia.

El segundo tomo de este catálogo (579 páginas) lleva por título 'Estudios y reflexiones' y en él se recogen artículos, análisis y opiniones de diferentes críticos de arte, estudiosos, profesionales y un largo etcétera. El propio Salvador Carretero escribe en el prólogo: «Cada obra tiene su historia: la propia, su catalogación, la que le otorga el artista, su posterior investigación e interpretación, enriquecimiento; y tiene también otra historia, la de sus procedencias (lejanas, medias, cercanas), la de su documentalismo, la documentación y bibliografía, la de su currículum expositivo, la de su ingreso en el MAS».

La edición, en dos tomos, de la relación de las obras que se pueden encontrar en Santander, en una ciudad pequeña, sorprende porque nos abre los ojos ante una realidad cercana que es posible que sea minusvalorada porque es algo que tenemos al alcance de la mano. Una anécdota refiere que para averiguar en Madrid quien era habitante permanente y quien viajero de paso, bastaba con preguntar si había estado en el Museo del Prado. Los que digan que no, esos son residentes en Madrid.

En Cantabria pronto reabrirá sus puertas el nuevo MAS y con ello Santander da un paso más hacia la excelencia artística. Lástima que su escaso tamaño obliga a reducir el material expuesto a doscientas piezas, de una colección que llega a las 3.500. La ampliación es posible y sencilla. Debería abordarse como segunda etapa de este proyecto gestado tras un incendio. El fuego tan conocido por la ciudad, que ardió y que fue capaz de recuperar su vida, su pulso y su vigor.