Secciones
Servicios
Destacamos
En política, como en todos los órdenes de la vida, es obligado un examen de la eficiencia de las medidas adoptadas. La forma de mejorar se basa en el análisis del impacto, positivo o negativo, de cualquier orden, decreto, prohibición o medida que se impone. ... Eludir ese examen resulta un grave error que perjudica a los administrados, encarece la prestación de servicios y erosiona la credibilidad de la propia disciplina gubernamental.
En esta materia, España se encuentra huérfana. Los diferentes gobiernos, en todas las escalas, promueven una iniciativa, anuncian que servirá para mejorar tal o cual servicio y en raras ocasiones se presenta un balance de lo logrado. La forma de mejorar, de lograr que los objetivos se cumplan es la evaluación de los resultados. A través del análisis de lo acertado o equivocado de las políticas aplicadas se puede saber lo que sirve para alcanzar el objetivo y lo que es prescindible por ineficaz. También el coste que tiene lo implementado y por tanto si el rendimiento es el adecuado.
La medición de los resultados es habitual en la empresa privada y debería serlo en la administración pública. No hacerlo supone caminar a ciegas. Tenemos ante nosotros ejemplos de todo tipo. Una de las lacras más graves en España es la violencia de género que se cobra, en su parte extrema, la vida de medio centenar de mujeres cada año. Se modifican leyes, se destinan importantes cantidades de dinero para educar en el respeto, se aplican medidas policiales… Pasan los años y el resultado es que la reducción de denuncias por agresiones y el número de víctimas no disminuye. Es más, el número de agresiones sexuales aumenta. Estos datos deberían activar los mecanismos para estudiar cuales son los fallos de las decisiones tomadas y buscar otras que protejan mejor a las víctimas. Las últimas cifras oficiales referentes a Cantabria indican que los delitos contra la mujer se han incrementado, este último año, y sitúan a Cantabria entre las comunidades más afectadas por este tipo de violencia.
Una plaga que afecta a las ciudades es la proliferación de pintadas en paredes, muros e incluso en comercios y portales de viviendas. Se han organizado campañas de concienciación, se invierten fondos en eliminar las pintadas, pero no se reduce, ni siquiera de forma leve, el número de los destrozos en el paisaje urbano. Peor es lo que sucede con los trenes. Año tras año grupos de 'artistas' ciegan los cristales de los vagones e incluso llegan a detener trenes de cercanías en la vía para que otro grupo pinte los vagones, en una acción veloz, que suele ser grabada en vídeo. Renfe y Feve han invertido millones de euros en arreglar los efectos de los vándalos del spray, pero apenas nada se ha avanzado. Se impone un estudio a fondo y la aplicación de medidas para cortar estos hechos, lo que no tiene sentido es mantener un gasto constante en reparar los desperfectos sin actuar sobre el origen. Los responsables de los ferrocarriles deben rendir cuentas e informar sobre las razones que impiden terminar con esta lacra.
En las ciudades se opta por embellecer las calles más importantes con suelos de lujo: grandes losas con dibujos, adoquines que recuerdan los viejos pavimentos, cerámicas de pequeño tamaño con formas artísticas… El coste es elevado. Al poco tiempo, un par de años, asistimos al levantamiento del suelo ornamental para reparar una fuga de agua o habilitar una nueva conducción telefónica. Las costosas baldosas se rompen y luego se colocan otras similares o idénticas, en un bucle de gasto sin fin. ¿No es posible poner punto final a tanto despilfarro? ¿Cuánto dinero se malgasta en pavimentar y romper una y otra vez?
Los ejemplos de campañas iniciadas por municipios, autonomías y el propio gobierno de España se multiplican: Hace lustros se anunció el fin de la documentación en papel y, por el contrario, el consumo de folios aumenta sin parar. Ha crecido de manera exponencial el número de trabajadores públicos, tanto los que acceden mediante oposición (funcionarios) como los contratados y los muchos que se integran en las plantillas de empresas públicas. ¿Existe un control de calidad para justificar ese aumento de empleados públicos? ¿Perciben los administrados mejor servicio?
El crecimiento de organismos destinados a mejorar la calidad ha sido muy importante. Es necesario peritar de manera independiente si el objetivo se ha cumplido o si los cántabros están mejor atendidos, por ese aumento de la nómina a pagar con dinero público.
Rendir cuentas es obligado y cuando se trata de dinero público debe hacerse en público. Estos son sólo unos ejemplos, pero la necesidad de evaluar las iniciativas se extiende a todos los ámbitos y es urgente.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.