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La trayectoria de Pedro Sánchez es digna de un buen guion para una serie de televisión. No hay serie programada para el éxito de público que no se base en constantes giros de la trama, para mantener a los espectadores pegados a la pantalla. Pedro ... Sánchez ha cometido graves errores, pero no se puede negar que es un político que rompe los esquemas, resuelve las situaciones más complicadas y tiene la audacia suficiente para salir ileso de los momentos más peligrosos.
Lo ha demostrado con aquel cambio de pantalla para meter en el Gobierno a Podemos, cuando había dicho lo contrario horas antes; para amnistiar a los sediciosos o para formar gobierno tras perder las elecciones generales. Ahora, cuando se ha visto presionado con el asunto de las amistades de su mujer y la mezcla de apoyos financieros con la política, ha vuelto a demostrar su arte. Rompe el libreto y anuncia que está pensando dimitir y se toma unos días para reflexionar.
El país está paralizado hasta el lunes 29 y los periódicos, las televisiones y las redes sociales son un río de especulaciones. Las preguntas se agolpan sin respuesta. ¿Sánchez realmente valora dimitir o se trata de una maniobra para resolver el problema de su mujer y salir reforzado? ¿Estamos ante un órdago más, de los que son habituales en el presidente? ¿Crecerá exponencialmente el número de los corifeos y turiferarios para clamar que Sánchez debe seguir por el bien de España? ¿Es sincera su carta y se siente seriamente afectado por las informaciones y acciones judiciales referentes a Begoña Gómez?
La respuesta solamente la tiene Sánchez. Los indicios apuntan a que no dimitirá porque los precedentes son otros: Adolfo Suárez presentó su dimisión directamente, a través de la televisión. No se tomó unos días de reflexión. Las dimisiones, como las mociones de censura, no se anuncian, se presentan.
La biografía de Sánchez tampoco apunta a la dimisión. El presidente del Gobierno ha sido siempre un ejemplo de resistencia, ha demostrado una infinita capacidad para dar la vuelta a las situaciones más comprometidas y tiene valor demostrado para tomar caminos considerados imposibles. Si realmente quisiera dimitir ya lo habría hecho. ¿Por qué esperar cinco días para anunciar su decisión? Es posible, aunque la personalidad de Pedro Sánchez le hace imprevisible, que estos días con el reloj parado le sirvan al líder socialista para acumular adhesiones, superar el problema de los casos que apuntan a su mujer y asumir el papel de víctima de cara a las elecciones catalanas. Un paso atrás para tomar impulso.
La repercusión internacional de la carta de Sánchez no es positiva para España, porque transmite inestabilidad y debilidad. Pero tampoco tiene tintes de gravedad. En todo caso estemos atentos a la pantalla porque Pedro Sánchez es capaz de ofrecernos un espectacular giro de guion que nos deje sorprendidos.
El presidente del Gobierno de España no defrauda. Se espera de él una medida audaz, la resolución de un problema imposible, el más difícil todavía y cumple.
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