El problema no es Sánchez, es el PSOE

Los acuerdos asumidos confrontan con los pilares doctrinales del socialismo. Se terminó la defensa a ultranza de la igualdad, se dan la mano con los nacionalistas que siempre fueron considerados como insolidarios y carcas y se coloca en el frontispicio del puño y la rosa, el lema: «Hacer de la necesidad virtud».

Constatado ese giro, casi copernicano, se debe mirar hacia el futuro. El nuevo gobierno, que conoceremos de inmediato, indicará cuáles serán los asuntos prioritarios. El nuevo ejecutivo debería tener muy presente el equilibrio de los españoles. Invertir en las comunidades menos dotadas (Extremadura, Cantabria, Canarias…) para restaurar una mínima base de igualdad respecto a las oportunidades y la competitividad. La vía contraria supone ahondar en las diferencias territoriales y generará agravios de difícil compostura.

Para Cantabria, supone confirmar que el gobierno del PP deberá asumir que su interlocución con el ejecutivo nacional girará en base a ejes ideológicos distintos y que, nuestros gobernantes deberán pensar más en lo que pueden llevar a cabo con sus propias fuerzas, que con el apoyo del gobierno que preside Pedro Sánchez.

Gobernar Cantabria con un consejo de ministros en Madrid de diferente color, no tiene por qué ser ni peor ni mejor que hacerlo con uno homónimo.