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En política se han acuñado, con el paso del tiempo, algunas nuevas medidas para fijar periodos temporales en la política. En la parte legal hemos asumido que la campaña electoral dura dos semanas, mientras que en la realidad se extiende a los meses anteriores, cuando ... no sucede que el camino hacia las urnas se inicie el mismo día de la toma de posesión del presidente del ejecutivo.
La medida de los cien primeros días de un gobierno es ya un clásico. Los manuales sobre la estrategia política indican que las medidas más impopulares, que más rechazo generan, deben adoptarse en esos tres primeros meses de gobierno. La razón es obvia: quedan casi cuatro años hasta la siguiente cita con las urnas, jornadas suficientes para que se olvide el mal trago y afloren –si existen– los éxitos del conjunto de la legislatura.
El nuevo gobierno de Cantabria, con María José Sáenz de Buruaga al frente, en solitario, tiene ante sí unos retos difíciles de superar: una vez iniciado el camino del gobierno en minoría, sin coaliciones, el primer obstáculo a superar es la formación de un equipo de gobierno eficiente, honesto y competente. Cantabria cuenta con suficientes personas con formación y experiencia para componer un gobierno brillante… La piedra en el camino es que esas personas tienen cargos en la empresa privada o en la propia administración, con mejores emolumentos que los que tendrán como consejeros y, además, deberán dejar a un lado sus carreras profesionales, verse sometidos a todo tipo de críticas y, a la salida del cargo, arrostrar un largo periodo de incompatibilidades.
Una vez que los nuevos consejeros juren sus cargos deberán enfrentarse, apenas sin tiempo para ponerse al día, el reto de las inmediatas elecciones generales. Si el PP opta, tendencia natural, a situar a las personas que han formado el equipo electoral al frente de las consejerías, la estructura del partido quedará debilitada para afrontar una cita con las urnas de suma importancia. La fórmula deberá hacerse con la mixtura de algunas personas con cargos de responsabilidad en el PP y dejar otras fuera del ejecutivo para que afronten la campaña del 23 de julio.
Tras el resultado de las elecciones generales, el gobierno autonómico deberá situarse: Si en la Moncloa se aposenta Núñez Feijóo la forma de exigir lo que Cantabria necesita será templada. Si es Pedro Sánchez, se tornará más imperativa y agresiva. Pero en ambos casos los consejeros deberán compensar a los cántabros de lustros de abandono por parte del gobierno de España.
Superado el trance de las elecciones generales, el calendario impone elaborar los presupuestos para el año 2024, la ley más importante y la primera reválida del ejecutivo del PP. Para su aprobación María José Sáenz de Buruaga precisa de solamente dos votos, que pueden proceder de VOX (cuatro diputados), el PRC (ocho diputados) o simplemente de la abstención del PRC. Lo que parece claro es que los presupuestos del próximo año deberán negociarse bien con Miguel Ángel Revilla, bien con Leticia Díaz. El PRC parece más proclive a otorgar su plácet que Vox, donde se sienten humillados por los populares, que les han marginado de cualquier opción de gobierno.
La clara y rotunda victoria electoral del PP de Cantabria debe insuflarles ánimos y fuerzas para sortear los obstáculos y activar una nueva etapa en Cantabria. Tal y como prometió el PP en su campaña, llega el momento de bajar impuestos, eliminar trabas burocráticas y controles innecesarios, para iniciar un tiempo en el que resulte sencillo –y barato– poner en marcha una empresa, ordenar la sanidad y levantar la voz para que asuntos importantes y transversales, como la educación o la sanidad, recuperen la centralidad que nunca debieron perder.
La tarea del nuevo gobierno no es menor que los trabajos de Hércules y en los tres primeros meses –con agosto por medio– deben sentar las bases de su programa con cuatro años por delante para desarrollarlo. Nada diferente a lo que ha sucedido a lo larga de pasadas legislaturas, con el hándicap de tener a días vista unos comicios generales en los que el PP intentará revalidar, e incluso reforzar, la mayoría de los comicios municipales y regionales.
Sáenz de Buruaga tiene mucha tarea y un desafío de gran magnitud. El primer peldaño de la escalera es la formación de un equipo de gobierno sólido, con ideas claras y con el suficiente arrojo para adoptar decisiones que, sin duda. Levantarán airadas voces de la oposición. Los cien primero días, marcarán el rumbo del nuevo ejecutivo.
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