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La noche del 31 de diciembre del año 1958, los ministros del gobierno del dictador Fulgencio Batista celebraban el fin de año en el hotel Capri, en La Habana. Al filo de las doce de la noche circuló la noticia de que Batista, con su ... familia y un cargamento de oro, dinero y joyas, había despegado desde el aeropuerto Columbia rumbo a República Dominicana. Esa misma noche, los castristas que ejercían la oposición en La Habana, salieron a las calles para destruir las máquinas tragaperras y las ruletas de los casinos, símbolo del capitalismo y de la mafia que se había instalado en la ciudad. De inmediato, Che Guevara llegó a la capital de Cuba para iniciar la represión de los seguidores de Batista, con encarcelamientos y fusilamientos en La Cabaña.
Batista huyó con un ingente botín, tras comprobar que el gobierno de los Estados Unidos no tenía intención de apoyarle. La petición de autorizar la compra de armas y el envío de instructores para el ejército fue denegada por el presidente Dwight David 'Ike' Eisenhower. Las declaraciones de Fidel Castro al periodista Herbert Matthews, asegurando que no era comunista y que quería recuperar la democracia, convencieron a los mandatarios norteamericanos.
Tras el triunfo de la revolución castrista y el chapucero intento de derrocar a Fidel Castro con la invasión de Playa Girón, la dictadura comunista se implantó en Cuba de manera integral: encarcelamiento de los disidentes, represión de los homosexuales, incautación de las empresas, prohibición de la iniciativa privada… y cierre de los medios de comunicación, para permitir solamente dos periódicos estatales y una televisión gubernamental.
Desde aquel momento histórico, en el que el régimen de Batista se derrumbó en la noche vieja habanera, han transcurrido 65 años. Esto significa que la mayor parte de la población cubana no tiene memoria de la Cuba rica y moderna que existió en las décadas de los años treinta, cuarenta y cincuenta del siglo XX.
El balance de estos 65 años es claramente negativo: la libertad se ha convertido en el producto más escaso, entre los muchos inexistentes o racionados. Los fundamentos de las sociedades progresistas siguen siendo los de la Revolución Francesa: libertad, igualdad y fraternidad. En Cuba se ha impuesto un régimen totalitario en el que la libertad ha sido obliterada. La igualdad también es una quimera. Quienes tienen parientes en EEUU, México, España, etc. y reciben dinero en dólares o en euros, son privilegiados respecto a quienes siguen sometidos a la cartilla de racionamiento. La fraternidad, ahora bautizada como solidaridad, se ha roto porque la necesidad propicia la delación y el egoísmo.
El régimen castrista, imperante en la isla, pese al 'blanqueo' que intenta Díaz Canel, mantiene un férreo control sobre la población. Los denominados Comités de Defensa de la Revolución (CDR) conforman un ejército de delatores que controlan la vida de los habitantes de cada manzana de viviendas. Se califica a las personas según su grado de adhesión al régimen y, en función de esos informes, se facilita más o menos la adquisición de alimentos, acceso a los servicios públicos, sanidad etc.
Los cubanos no pueden votar en unas elecciones libres, no existen los partidos políticos, pero, con el buen humor que les caracteriza, afirman que ellos «votan con los pies». Es decir, emigrando fuera de la isla para buscar una vida en libertad y con mayor grado de bienestar.
Un dato, que bien puede resumir la evolución del pueblo cubano en estos 64 últimos años. Cuba tiene unos 11 millones de habitantes y la tendencia es al descenso. Las causas, la emigración y la baja natalidad, a la que se une que no reciben migrantes de otras naciones. Si se suman las personas que dejaron la isla desde el triunfo de la revolución, la cifra es muy alta.
La moneda cubana, el peso, pierde poder adquisitivo año tras año y la existencia de tres tipos de moneda son la prueba de la quiebra del Estado. En Cuba, los trabajadores cobran en pesos, una moneda que no sirve para comprar productos de importación. Hoy, un peso cubano vale 0,038 euros. La otra moneda es el CUC, peso convertible que solo se adquiere con divisas; y finalmente el dólar o el euro que funcionan como moneda paralela y que sólo se obtienen a través de exportaciones o en el contacto con los turistas.
Los 'logros' de los 65 años del régimen están a la vista. Es sorprendente que algunos grupos, autodenominados progresistas, mantengan el apoyo al régimen y nieguen la evidencia.
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