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San Manuel, bueno y mártir

San Manuel, bueno y mártir

Sobre la figura de Azaña presentada conciliadoramente por el Rey en la Biblioteca Nacional, y sobre cómo la novela se hace historia y viceversa

Sábado, 26 de diciembre 2020, 07:41

Las sondas espaciales de las múltiples memorias históricas españolas se aprestan a aterrizar sobre el asteroide Ñ-1931. A ver quién coloca primero la bandera en 2021. Serán noventa años ya, o aún, de la desganada huida del Rey por Cartagena, estandarte de nuestros centrifuguismos, ... hacia Francia, faro de nuestros centripetismos. De la proclamación eufórica de la segunda República un martes 13 más 1. De la inopinada quema de edificios religiosos que dejó estupefactos a los católicos que habían otorgado un margen de confianza al nuevo régimen (algunos incluso lo encabezaban, como el presidente Niceto Alcalá-Zamora y el ministro de Gobernación Miguel Maura). De que aquel héroe aéreo, Ramón Franco Bahamonde, se convirtiera en diputado jabalí por Barcelona, en el grupo de Esquerra Republicana de Cataluña. Si en 1930, como amenazó, hubiera bombardeado el Palacio Real, habría privado a su hermano Paco de un balcón para sacudir a los masones ante las masas de la Plaza de Oriente, plaza fuerte de Occidente. Noventa años ya, o todavía, de la emergencia imparable del icono del nuevo tiempo: el funcionario, escritor, ateneísta liberal Manuel Azaña.

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