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La primera y la última

Del mismo modo que siempre hay una primera vez para lo que hacemos, sucede lo mismo con su antónimo, aunque en muchas ocasiones desconozcamos que no habrá más

Miércoles, 5 de julio 2023, 06:58

Del mismo modo que siempre hay una primera vez para lo que hacemos –primer llanto, primeras palabras, primeros pasos, primeros amores…–, sucede lo mismo con su antónimo, que también hay siempre una última vez para todo, aunque, a diferencia de la otra, en muchas ocasiones ... desconozcamos que no habrá más. Ayer hizo siete años que vi por última vez a mi padre con vida. Tras pasar un proceso cancerígeno para el que le dieron cuatro meses y que alargó todo lo que pudo desde que se lo diagnosticaron el 28 de octubre del año anterior, el 4 de julio de 2016 comenzaba diez días de descanso después de unos meses agotadoramente emotivos a su lado en su despedida, donde cerré muchas heridas y comprendí mucho acerca de él: sus decepciones, sus triunfos, sus frustraciones, sus... Fueron meses muy intensos que me permitieron conocer a mi padre un poco más, porque, como hombre típico de su generación –nació en 1943–, tenía unos códigos obsoletos que mantuvo siempre y que nunca llegué a desentrañar del todo. Al menos durante ese tiempo pude entender quién era y por qué había actuado así, que no era poco, y pude ir despidiéndome de él al ritmo que marcaba la enfermedad. También se llevó sus secretos (¿quién no los tiene?), aunque me puso al día con anécdotas que yo desconocía de sus padres, de mi pueblo, de su mili, de su vida, en definitiva, de la que me había desconectado en algún momento del pasado y que buscaba recuperar para mantenerlo en la memoria.

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