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La cultura 'woke' o de la cancelación repite: «El silencio es violencia». Ya no es posible ser neutral: si no aceptas lo políticamente correcto, lo estás atacando. Se trata de una dictadura que trata por todos los medios de imponer valores como el activismo, la ... transversalidad o la diversidad. Se trata de una nueva forma de censura.
El movimiento 'woke' no es una moda pasajera, es una verdadera religión. Sus adeptos son personas fanáticas, que han 'despertado' (eso significa 'woke') a una nueva visión del mundo. Sorprendentemente esta nueva religión nació en las universidades norteamericanas que en otro tiempo fueron lugares de crítica racional y libre intercambio de ideas y argumentos.
Aunque sus afirmaciones son un tanto caóticas, pueden resumirse en cuatro tesis o 'teorías'. La primera es la teoría del género. Según esta teoría, lo que cuenta para determinar el género no es el sexo ni el cuerpo, sino la conciencia que tenemos de ser hombres, mujeres o lo que sea. Los sexos se 'asignarían' arbitrariamente al nacer. Apoyados en esta teoría se enseña a los niños, a una edad cada vez más temprana, que depende de ellos elegir su sexo y que es posible que hayan nacido en un «cuerpo equivocado». Los diagnósticos de disforia de género se están disparando ahora mismo en todo Occidente. Se trata de adolescentes, y sobre todo chicas, que creen que este diagnóstico es la razón de su malestar en la pubertad. Se ha olvidado el precepto hipocrático esencial: «Lo primero es no hacer daño».
El éxito de esta teoría refleja tanto reminiscencias muy antiguas como utopías ultramodernas. El cuerpo no importa, es la conciencia lo único que cuenta. Este principio recuerda a la gnosis, la herejía cristiana del siglo II que sostenía que el cuerpo es el mal del que debemos liberarnos. También evoca el transhumanismo, que aspira a remodelar el cuerpo a voluntad de cada uno o transferir la conciencia a chips de silicio. Hasta que la muerte acabe con él, podemos reconstruir nuestro cuerpo a nuestro antojo. Lo más preocupante de esta visión es que está en consonancia con la virtualización del mundo propuesta por Google, Amazon, Facebook, Apple y Microsoft: solo en su mundo virtual se puede cambiar de sexo con un simple clic.
La segunda tesis es la 'teoría crítica de la raza'. Explica que debemos preocuparnos siempre por la raza, para discriminar la discriminación. Ser 'ciego al color' sería el colmo del racismo. Adiós al universalismo y al 'sueño' de que las personas fueran tratadas en función de su 'carácter' y no del color de su piel. Esta teoría supuestamente antirracista promueve así el racismo inverso. El racismo es 'sistémico', por lo que nunca se puede escapar de la comunidad de origen: los 'racializados' son víctimas eternas, y los blancos, culpables por definición.
La tercera tesis es la 'teoría de la interseccionalidad; es la parte más política de la religión 'woke'. Combina las dos teorías anteriores, y afirma que la discriminación basada en el género y la raza se refuerzan mutuamente en lugar de anularse. Si se es una mujer negra, se la discrimina no solo como mujer, sino también por su color. Esta teoría de la interseccionalidad, que solo ve víctimas y victimistas en el mundo, fomenta una carrera hacia la victimización que se nutre del sentimiento de culpa del hombre blanco occidental.
Por último, la cuarta teoría, la menos conocida pero la más nociva, es la 'epistemología del punto de vista'. Según ella, no es posible el conocimiento objetivo: la ciencia se hace siempre desde un determinado punto de vista, el del hombre blanco occidental. La biología se rechaza por virilista y patriarcal, porque establece que hay dos sexos en la especie humana. Las matemáticas son esclavistas y colonialistas, porque fueron utilizadas por los propietarios de esclavos. La 'ciencia occidental' debe ser sustituida por un compromiso con el «saber indígena», el «saber de los dominados». La ciencia deja de ser una búsqueda imparcial de la verdad, para dar paso a la política.
Esta religión 'woke' pretende borrar los ideales fundacionales de nuestra civilización. Cuando los 'epistemólogos del punto de vista' rechazan la biología o las matemáticas, se alejan explícitamente de la verdad. Cuando los interseccionalistas aprueban las masacres de Hamás, no distinguen entre el bien y el mal. Cuando los ecologistas se pegan a los cuadros de Goya, está claro que han olvidado qué es la belleza. Lo verdadero, lo bueno, lo bello que la religión 'woke' quiere borrar, es aquello por lo que debemos luchar.
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