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Como sabéis, ya no se celebra el Día del Padre, pues hay muchos tipos de familia, monoparentales, con dos madres, dos padres; en su lugar, se celebrará «el día de la persona especial», comunicaba una profesora a los padres de sus alumnos. También he leído ... estos días que «mantener el planteamiento del Día de la Madre o el Día del Padre es algo muy antiguo, no del siglo XXI».
¿Cómo hemos podido llegar hasta aquí? Se comenzó sustituyendo padre por progenitor. Ahora se intenta descartar la presencia del padre en general y también a la hora de engendrar a los hijos. La mujer decide cuándo y cómo tener un hijo. Por ejemplo, puede destruir embriones si solamente quiere tener hijos sanos.
Podemos tener en cuenta también las consecuencias de hablar de la masculinidad tóxica. Tóxico significaba venenoso y se refería a una sustancia peligrosa y contaminante. La creciente tendencia a calificar de tóxicas las relaciones humanas forma parte integral del proyecto de rebajar el estatus de la humanidad. Sostienen que los seres humanos no sólo envenenan el medio ambiente, sino también los unos a los otros. Y se habla de padres tóxicos, de familias tóxicas, de solteros tóxicos, de amigos tóxicos y de compañeros de trabajo tóxicos.
El término «masculinidad tóxica» se ha convertido en un término comodín para describir los sentimientos masculinos de tener derecho a ciertas cosas, de ira y de vulnerabilidad, y también el impulso a dominar e intimidar tanto por medios explícitos como encubiertos.
Es importante señalar que no sólo se menosprecia a los hombres, sino también los valores que representan. La «masculinidad tóxica» no combate solamente la violencia, los privilegios y la agresividad sexual de los hombres. Se combaten también sus virtudes como la valentía, la asunción de riesgos, el autocontrol y el estoicismo.
Estos valores, antaño celebrados, son tratados ahora como patologías. De hecho, la identidad masculina ha sido calificada por el sociólogo Erving Goffman como una «identidad deteriorada» que invita al estigma y al desprecio. La «masculinidad tóxica» es un término diseñado para deslegitimar la identidad masculina asociándola al racismo, la homofobia, el odio a las mujeres y la agresión violenta.
Es verdad que no se puede considerar al padre exclusivamente» como 'un mero progenitor'. Tampoco es un simple 'proveedor de recursos' porque lo primero que debe aportar es su presencia y menos aún como 'un amigo de sus hijos', y finalmente un padre nunca debe ser 'una segunda madre'.
«Las madres no somos capaces de regalar a los hijos la libertad y el desapego», reconoce María Calvo, profesora de Derecho de la Universidad Carlos III, por ello «es importantísima la intervención del padre, que separa al hijo de la madre y lo libera. Llega el momento en que los padres han de sacrificar la 'propiedad del hijo' y dejarle volar su propio vuelo. Al padre le corresponde establecer la ley de la familia. Los hijos necesitan límites para ejercer su libertad. El padre enseña a su hijo que hay cosas que no pueden ser, que no todo funciona en la vida y cómo gestionar los fracasos.
Para María Calvo, uno de los aspectos propios de la figura paterna es enfrentar a su hijo con la realidad y ponerle límites y con realidad y la verdad pero sin suavizarlas. Así muchas veces hiere, pero es una herida de amor que hace crecer al hijo. Que el padre es importantísimo para que los hijos varones comprendan su identidad sexual, casi todos los psiquiatras coinciden en ello. Por fin, si un hijo no tiene padre en la tierra, ¿cómo va a comprender que Dios es su padre del cielo?
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