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El Fondo Económico Mundial reunido en Davos propone construir unos cimientos nuevos para nuestros sistemas económicos y sociales. ¿Cómo debería ser esta reconstrucción a los ojos de estos actores financieros y económicos mundiales? Puede verse en sus «Ocho predicciones para el mundo en 2030».
Se ... predice que no seremos propietarios de nada y seremos felices, porque lo que queramos lo alquilaremos y nos lo entregarán con un dron. Junto a esa abolición de la propiedad privada, el FEM anuncia la ruptura con los valores occidentales y propone un nuevo programa ideológico para nuestro mundo. El objetivo es crear un hombre homogeneizado que pueda ser dirigido mucho más fácilmente mediante el control absoluto de los medios de comunicación.
El Informe sobre Riesgos Mundiales 2024 de Davos se refiere a la desinformación como el mayor riesgo del mundo a corto plazo. Una de las conclusiones a las que han llegado los integrantes del Nuevo Orden Mundial es que hay que luchar contra lo que ellos denominan «desinformación». Es decir, quieren acabar con las opiniones críticas contrarias a sus tesis sobre el aborto, la ideología de género, la soberanía de las naciones y las pandemias pasadas y futuras.
Tirana Hassan, Directora Ejecutiva de Human Rights Watch, vincula la desinformación con el autoritarismo y afirma que «las señales de alarma [del autoritarismo] aparecen... con conceptos como proteger los valores familiares o salvaguardar nuestras tradiciones» a los que la gente debería prestar mucha atención. Los miembros del Fondo Económico Mundial son interesados, manipuladores y perjudican a las personas y restringen los derechos humanos.
La misión de controlar el discurso también está ganando terreno en Europa. Ursula von Leyen, la presidenta de la Comisión Europea, sostiene que «para la comunidad empresarial mundial, la principal preocupación en los próximos dos años no son los conflictos ni el clima. Es la desinformación». Y añade que «los valores como el aborto o los matrimonios de homosexuales deben protegerse ya que figuran como prioridades de la Unión Europea en los Foros de Derechos Humanos de la ONU en 2024.
Este tipo de desinformación se entiende mejor desde la cultura de la posverdad en la que no importan los hechos verificables sino estimular las emociones o las creencias personales. Se da mucha importancia a los sentimientos, deseos o temores. La posverdad no es lo mismo que la mentira porque no trata de ocultar la verdad, sino que la desprecia. Y no busca convencer con argumentos racionales sino persuadir con emociones o prejuicios. La desinformación es la difusión de información falsa, engañosa o manipulada con el fin de influir en la opinión pública, generar confusión o desacreditar a alguien o algo.
En este contexto se utiliza la desinformación para promover la Agenda 2030.
Jaime Mayor Oreja la compara con «un caramelo envenenado revestido de una envoltura atractiva y seductora». Y recuerda que en su núcleo se percibe que su objetivo principal es el reemplazo, la sustitución y la destrucción de los fundamentos cristianos del actual orden social. «Esta agenda constituye el mejor resumen y compendio de la estrategia de una moda dominante en la sociedad de hoy el marxismo cultural, el dinero, el materialismo y el relativismo, la comodidad, la crisis de la persona. En el fondo, es lo que ha sucedido muchas veces en nuestra historia: una obsesión enfermiza de destrucción de los fundamentos cristianos». El peligro de la Agenda 2030 es que aprovecha las buenas intenciones de la gente para que acepte cuestiones más polé-micas como la extensión del aborto o la desnaturalización del matrimonio como condición para acceder a ayudas de organismos internacionales.
El papa Benedicto XVI descubrió en sus escritos el reemplazo de la verdad y la moralidad a manos de la ideología y la corrección política. Y añadió una terrible premonición: «Una vez que las ideologías y las concepciones políticamente correctas, basadas en la praxis, reemplazan a la verdad, la universidad deviene mera máquina para elaborar y promover dichas ideologías».
En resumen, el Nuevo Orden Mundial está liderando una campaña para «descristianizar la cultura occidental». Pero la utopía de un paraíso en la tierra acarrea los mayores crímenes contra la humanidad (negación de la libertad de los disidentes, destrucción del trabajo, reducción de la población mediante el aborto y la eutanasia).
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