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Con la frase que da título a este artículo califica la situación actual el jefe de Psiquiatría del Hospital Valdecilla, Jesús Artal. Según el informe ... del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2022 se registraron en Cantabria 61 suicidios, más del doble que antes de la pandemia (35 en 2019). Y añade: «Estamos muy preocupados ante este aumento tan importante. Cantabria siempre había estado por debajo de la media nacional y ahora está por encima» (El Diario Montañés 29/06/23). Cada seis días se produce un suicidio en Cantabria. La muerte por suicidio aumenta un 3,1% en España. Esta causa de muerte supera a los fallecimientos por accidente de tráfico. Los expertos piden a las autoridades más atención al sufrimiento psíquico de los ciudadanos, también de los jóvenes. En comparación con el ejercicio anterior de 2020, los suicidios de hombres han aumentado un 17,6%, ya que entonces fueron 34.
¿Dónde puede estar el origen de estos suicidios? En términos generales, asegura Jesús Artal, «la salud mental del mundo está mejorando, pero en los países de nuestro entorno la mejora general de las condiciones de vida no se acompaña de una mejora en la salud mental. Al vivir mejor, con menos penalidades y más avances, debía haber mejorado la salud mental, pero da la sensación de que esta sociedad se ha vuelto menos tolerante a la frustración. La explicación está en los modelos educativos y sociales con una cultura hedonista y la fantasía de la felicidad y el bienestar completo, pero en la vida real tenemos problemas y lo único que nos puede ayudar es tener técnicas para afrontarlos».
Estimo que los niveles de ansiedad, inseguridad, aislamiento y desempleo han crecido exponencialmente y han originado una desesperación tal que a no pocos les ha llevado a acabar con la propia vida. Todo esto se agrava porque todavía padecemos un tabú cultural hacia los problemas de salud mental. Tardamos en reconocerlos y nos da vergüenza acudir a los especialistas. Esto retrasa bastante la búsqueda de ayuda, y lleva a mucha gente a esconder sus problemas casi como un secreto, acumulándolos hasta que explotan de alguna forma. No podemos olvidar que la falta de amigos reales con quienes compartir las circunstancias vitales también hacen más grave la situación. Los amigos virtuales no pueden ejercer la misma función disuasoria. Además, los especialistas apuntan a una fuerte correlación entre la ansiedad de los niños y la de los propios padres.
«En el área de Santander –apunta el jefe de Psiquiatría de Valdecilla–, tenemos un programa desde 2016 con una consulta específica de atención a las personas con alto riesgo de suicidio, consulta intensiva que da respuesta entre 24 y 72 horas. Y aquellos pacientes cuya patología no obliga a ingresarles, tienen en Valdecilla una Consulta de Alta Resolución del Suicidio (CARS) en la que, desde 2016 hasta junio de este año, hemos visto a 629 personas que han hecho un intento de suicidio y es que entre una y dos personas cada día en Cantabria acuden a las Urgencias del Servicio Cántabro de Salud con una conducta relacionada con el suicidio o una ideación suicida».
Tenemos recursos para abordar estos problemas de salud mental, pero quizá no son totalmente suficientes. Pongamos algo de nuestra parte ampliando nuestra capacidad de escucha, ayudando a superar la cultura hedonista y contribuyendo a aumentar la capacidad de resolver los problemas y tolerar la frustración. Y no olvidemos que la fe en el Dios de la vida que nunca nos abandona, ni siquiera en las situaciones más críticas, también puede ser de gran ayuda en estos asuntos.
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