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La Diputación de Santander de los años 40 del pasado siglo quiso hacer una obra conmemorativa de Juan de la Cosa en su villa natal de Santoña. Eran años, como los anteriores de la República, sin complejos para la exaltación de la obra de España ... en América.
Santoña tuvo la fortuna de ser Ángel Hernández Morales, AHM, quien se encargara de esa obra puesto que en él se aunaban las cualidades de excelente arquitecto, una vasta cultura y piloto de aeronaves conocedor de la astronomía y navegación aérea.
El resultado, construido al lado de la bahía santoñesa en piedra blanca de Escobedo, fue y es todo un hábil y bello condensador del conocimiento científico de la época colombina, además de contener una descripción simbólica de las raíces y el espíritu del Descubrimiento. AHM planteó dos columnas contundentes sostenedoras de una nao que son un ejemplo discreto y eficaz del Plus Ultra de aquella gente renacentista. Desde España se abrió un 'Más Allá' imparable.
AHM dispuso en el centro de su obra la figura en bronce de un hombre aparentemente atravesado por flechas coronada con una esfera armilar. Se ha querido ver en ello la figura de Juan de la Cosa asaeteado y muerto por los indios en Turbaco, Colombia. Pero no es así. El piloto y arquitecto AHM no quiso representar un ejemplo de muerte sino de vida. Esa figura humana representa al Hombre del Polo, que era el instrumento de la época para medir las horas en la noche mediante el reloj astronómico que constituye el giro de la estrella Kochab alrededor de la estrella Polar en la constelación de la Osa Menor.
He ahí que en ese monumento santoñés se indica que en la singladura a través del mar abierto no había solo temeridad. Gracias a saber las horas nocturnas el piloto Juan de la Cosa también sabía la distancia que recorrían por su latitud y rumbo. Aplicaba el conocimiento y la técnica aprendida con su nao María Galante en singladuras comerciales desde Cantabria a Flandes. Puede decirse que aquel santoñés fue el hombre más importante para lograr la llegada a América.
En 1990 tuvo lugar un homenaje a Juan de la Cosa a pie de su monumento santoñés. Intervino Anthony Fisher, agregado cultural de la Embajada de EE UU en España. El diplomático norteamericano pronunció un discurso brillante del cual me regaló su texto que ahora transcribo en parte. En él decía: «Somos todos herederos del Descubrimiento y hoy rendimos homenaje a hombres como Juan de la Cosa cuya disciplina científica dio el fruto de su Mapa Mundi que abrió la primera edad del Descubrimiento».
Hoy, 12 de octubre, acabó diciendo Fisher, «los americanos festejamos con vosotros santoñeses nuestra Hispanidad común y nos felicitamos por los lazos históricos, culturales y científicos que nos unen. El primero en cruzar el Atlántico en avión fue Lindberg (quien también recaló con su hidroavión en Santoña). Esto y las siguientes exploraciones del espacio descienden en línea recta de aquellos primeros pasos. Fueron posibles por este hijo de Santoña».
Treinta y cuatro años más tarde se oyen muchos ruidos contrarios al Descubrimiento. Es la polarización que lo politiza todo e interpreta la historia, y por tanto la falsea, con postulados ideológicos de hoy.
Así como hace 75 años se hizo un monumento conmemorativo a nuestro piloto, armador y cartógrafo, hoy es imprescindible hacer un Centro de Interpretación de nuestro descubridor que vaya más allá de la efemérides y enseñe su obra, vigorice su memoria e informe del valor que tuvo estar en la vanguardia del conocimiento de la arquitectura naval, la navegación y la astronomía.
También es imprescindible realizar un planetario próximo al monumento actual que fomente el conocimiento astronómico en nuestros visitantes. Las gentes que se aproximen a conocer la obra del más importante de los cántabros deben comprender fácilmente curiosidades como el 'reloj nocturno' de la Osa Menor, a la vez que se les fomente la curiosidad por el Universo. Nuestros jóvenes, especialmente ellos, deben ver allí lo importante de ir de lo general (el Cosmos) a lo particular (La Tierra). A menudo se cuida más lo que se conoce. Tenemos que cuidar la vida en la Tierra conociendo más la casualidad cósmica de lo que somos.
Santoña debe de ser la 'punta de lanza' cántabra y española de mostrar con objetividad el valor histórico de gentes como Juan de la Cosa en la Hispanidad común con América. Sin complejos. Pero también ha de ser un lugar sencillo donde siga cabiendo el asombro ante el conocimiento. Nada ayuda más al hombre de ahora y de siempre.
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