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Santo Domingo de La Española. Primera semana de marzo. Paseo por su Zona Colonial y encuentro con guardiamarinas de blanco impoluto. Son veinteañeros hispanos del Elcano, atracado en la desembocadura de la evocadora rada del Ozama. Al lado mismo, aún podrían oírse con imaginación en ... sus muelles las arribadas de los duros castellanos. Un poco más adentro, todavía puede reconocerse la casa de Juan de la Cosa. Lo que se fraguó en esa casa y otras haciendas de recién llegados fue la llave de todo un continente. El cartógrafo santoñés fijó en pergamino sus nuevos caminos de mar y tierra. Más tarde pude comprobar que su mítico Mapa Mundi preside la camareta de estudio de los 82 guardiamarinas de nuestro bergantín escuela. Ahí se cultiva en cada día de mar el respeto y emulación a la historia naval española.
Más sorpresas: el Centro Cultural de España anuncia una conferencia sobre el naufragio de la Flota de Azogues. El embajador español y el comandante del Elcano acompañan a dos excelentes profesores que muestran y desgranan los pecios de los navíos Tolosa y Guadalupe, investigados, buceados y cartografiados por ellos mismos tras su reciente descubrimiento. Historia trágica de 500 compatriotas ahogados en 1724 en el mar huracanado de la bahía de Samaná en su ruta inacabada de Cádiz a Veracruz.
¿Pero qué pinta el azogue en todo esto? Más sorpresas aún porque se nos cuenta que durante buena parte de los siglos de España en America, el mercurio o azogue de Almadén fue determinante para la metalurgia de la plata y el oro; metales preciosos que solo pudieron comercializarse con eficacia desde la conocida amalgamación de sus mezclas brutas con ese metal líquido. De esta manera, desde Almadén, con su yacimiento casi inagotable, se inicia una ruta de ida transoceánica hacia América con retorno de oro y plata transformados. He aquí que estamos ante un comercio de siglos con heridas y peajes pagados con vidas a los abundantes huracanes y también, aunque mucho menos, a corsarios y piratas.
Pero con ello España se convierte en el vector económico mundial. A partir de nuestra plata abundantísima China adopta el patrón plata y abandona su papel moneda inflacionista. La Europa emergente también lo hace por medio de esa moneda de valor estable que permite el comercio alejado de trueques ineficaces. Incluso se dice que los galeones hispanos con su trasiego de ida y vuelta de azogue y plata son los que acaban con el feudalismo. La moneda de Hispanoamérica da poder a las grandes monarquías europeas que se hacen grandes con ejércitos bien pagados frente a una nobleza de base económica limitada y localista. No deja de ser sorprendente que en Almadén nace la fortaleza inglesa desde su Enrique VIII, la unidad potente de la Francia de Richelieu o el imperio español de Carlos V y de sus hijos y nietos Felipes.
Es preciso insistir que nuestro «doblón de plata de a ocho reales» nace en aquella época y dura siglos. Su fuerza casi universal aún pervive en el símbolo de barras del actual dólar USA, con su diseño copiado de las columnas de Hércules de aquel doblón (dólar) hispano.
Los profesores investigadores del pecio español de Samaná, cumplieron con amenidad y excelencia su papel de divulgadores científicos. Fue una noche de revelación de epopeyas, curiosidades y conocimientos
Me acordé de nuestro llorado profesor cántabro Casado Soto que sostenía que los pecios marinos son siempre cápsulas de tiempo paralizado porque reflejan intactas las tecnologías punta de su época. Pero las imágenes mostradas de las ánforas perfectamente estibadas en las sentinas del Guadalupe con toneladas de azogue son algo más que reflejo tecnológico de su tiempo porque contienen la clave de todo un movimiento económico mundial que llega hasta hoy.
Son muy contados los momentos históricos esenciales de la Humanidad conservados en cápsulas espacio temporales. Por citar algunos trascendentes, están Altamira y Lascaux, la Acrópolis de Atenas y su demos que aún se oye en el silencio de sus piedras, los textos monoteístas religiosos, la esencia budista de gestos mínimos y poco más. Fue una suerte y una evidencia histórica que confluyeran en lo hispano las casi únicas reservas mundiales conocidas de azogue en Almadén y la plata y oro en bruto de todo un nuevo continente. Pero hubo una ciencia puntera, también española, de navegantes, de grandes maestros navales y de maestros metalúrgicos renombrados. Todos fueron colaboradores decisivos de una organización administrativa ejemplar con base en la Casa de Contratación de Sevilla. Desde allí nuestros antepasados revolucionaron el mundo. Desde aquí debemos contarlo con orgullo, incluso haciendo frente a tanta intoxicación, desde dentro y fuera, de odio a España.
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