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Superada la jornada de huelga convocada en el ámbito educativo, y alcanzado el ecuador del mandato de Sergio Silva como consejero de Educación, Formación Profesional ... y Universidades, conviene analizar algunas cifras relevantes y poner sobre una balanza los puntos a favor y en contra que rodean a este conflicto.
Si bien es cierto que el baile de cifras relativas a la participación de la jornada del día 3 de abril invita a no dar como estático ninguno de los dos porcentajes de participación, los facilitados tanto por la Administración como por la Junta de Personal Docente –en el término medio se hallará la cifra final– pongamos que es posible que un haya cierto equilibrio entre el número de docentes que secundaron la huelga y el de aquellos que no lo hicieron. La pregunta obligada viene a continuación ¿Y ahora qué?
Desde mi experiencia tanto en la red pública como en la concertada, y como habitual en su mesa de negociación, parece este un punto de inflexión del conflicto, marcado por un estancamiento. Los conflictos prolongados no suelen tener resultados beneficiosos para ninguna de las partes, enquistan las posibles soluciones, haciéndolas inalcanzables dado el hartazgo de las partes. Máxime cuando hablamos de arreglar en un tiempo récord lo que lleva 18 años sin hacerse. Pero a Silva le ha tocado poner la guinda del pastel, ya que hay intereses de muchos en politizar este conflicto.
Más allá de todo color político, debiéramos de ser lo más independientes posibles y analizar las cifras sin mayor ánimo que para la búsqueda de soluciones. Las cifras de unos y las de otros, dividirlas entre dos y pensar que se reparten a medias entre los que están a favor de seguir hacia adelante y los que piensan que más vale un acuerdo que seguir engordando a la fiera.
Dejar correr el tiempo podría dar lugar a otros imprevistos o situaciones presupuestarias no deseadas que pudieran colocar de nuevo en la cola esta actualización salarial, que se está empezando a convertir en la más prolongada en la historia educativa de Cantabria.
Muchos podrían no perdonar el hecho de haber tenido la posibilidad de minimizar ese desfase salarial y no haber llegado a un punto en este acuerdo, que podría alargarse si no se trabaja la voluntad de ambas partes para sentarse de nuevo.
Las bases sindicales debieran en este punto hacer una consulta minuciosa, al igual que se han estudiado las cifras de la huelga, dado el contrabalanceo de apoyo, a los trabajadores y trabajadoras de la enseñanza regional. Más que nada, porque el refranero popular es muy sabio cuando dice eso de que «otro vendrá que bueno le hará» y llegado el ecuador de la legislatura, da un poco de vértigo pensar que puedan venir los que hoy están haciéndose la foto con los representantes sindicales, precisamente cuando fueron ellos los que hicieron dejación de funciones 15 años atrás y al hilo de la estrofa de una famosa canción que se me viene a la cabeza en este momento ¿Dónde estabas entonces cuando tanto te necesité?
Algunos no confiamos en que vengan tiempos mejores que este para la Educación en Cantabria, porque los que hoy apoyan esta batalla mañana tal vez miren hacia otro lado.
Es una lástima que el devenir de este momento de enconamiento no deje disfrutar de otros que están siendo muy positivos para la Formación Profesional o para la Orientación educativa, la Formación, la cercanía con las familias y otras cuestiones que quedan ensombrecidas cuando sobreviene el 'jaleo'.
El tiempo corre en contra y, de momento, nadie ha ganado nada con este «salseo» que tantas páginas está llenando en los periódicos. Pero la negociación es así. Es coger altura en momentos donde a veces nos tiemblan las piernas a todos. En eso consiste la virtud del que se sienta en una mesa representando la voluntad de muchos, de la mitad, quizá. Llegar a acuerdos es necesario, porque es producto de una sociedad civilizada que proyecta las mejoras e intereses por el bien de todos, que no otorga réditos a quien sólo quiere salir en la fotografía y que nada hizo por arreglar las cosas a su debido tiempo. Así que, la reflexión para los que negocian se hace cada vez más necesaria y obligada llegados a este punto.
En todo caso está claro que hay que avanzar y dar pasos, ya que los docentes esperamos compensar, de una vez por todas, tantos años de pérdida adquisitiva y es bueno y productivo retomar conversaciones poniendo ánimo en hacerlo posible, cerrando un capítulo que está generando mucha incertidumbre y preocupación por todos los que formamos la comunidad educativa.
Es bueno tomar aire, descansar en este parón festivo y sentarse a la vuelta a concretar y materializar esas propuestas por el bien del colectivo.
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