Para ser el sucesor de Revilla hay que estar en el Gobierno', decían antes y dicen ahora en el PRC cuando hacen cábalas sobre el ... gran enigma del futuro, el que acaso ni siquiera conoce el propio Revilla que, con 78 años cumplidos ayer, vive la política sin mirar los calendarios, desde el día a día de su mala salud de hierro.
Pues bien, Francisco Javier López Marcano está a punto de volver en triunfo al Gobierno, contra los pronósticos muy generalizados que en 2015 le despidieron como a un cadáver político, apartado de la primera línea de combate, acosado por los tribunales, distanciado de Revilla y sus fieles purgados por el aparato del partido. Hoy, el marcanismo festeja el retorno de su caudillo, pero no simplemente para recibir una satisfacción moral por la dura travesía de cinco años largos, sino para ir a por todas cuando llegue el momento, o sea, cuando Revilla lo decida. Nadie osará meterle prisa.
En esta facción del regionalismo opinan que el relevo en el mando del partido tendrá que decidirse en un congreso, porque ni siquiera Revilla se atrevería a señalar con el dedo a su heredero, y en esa asamblea nadie contará con más votos que López Marcano, el vicesecretario general del PRC desde hace muchos años y líder del partido en el feudo que configura la comarca de Torrelavega. Es un planteamiento optimista, porque a Marcano tampoco le faltan enemigos en las propias filas, aunque sus relaciones con Revilla han mejorado bastante en los últimos tiempos.
Hay quien piensa que a Marcano le puede penalizar la edad, cumple este martes los 66, doce menos que el jefe, si es que el PRC se propone profundizar en el rejuvenecimiento de sus órganos de dirección. Sus partidarios, sin embargo, hacen de la necesidad virtud. Prefieren extender el argumento de que Marcano sería el mejor líder para una difícil transición, el de mayor carisma político después del propio Revilla, para guiar el partido hasta que tome el mando una generación más joven. De ella forma parte su propio hijo, Javier López Estrada, que ahora no está en el Gobierno pero sí al frente de la importante Alcaldía de Torrelavega.
En medio de las especulaciones de futuro, López Marcano forma su equipo para hacerse cargo de la potente Consejería de Innovación, Industria, Transporte y Comercio a la que sumará Turismo, de modo que su área ejecutiva, que incluye Sodercán y Cantur, dos de las principales empresas públicas, abarcaría sectores que acumulan una porción muy sustancial del PIB regional. Un desafío muy importante que puede resultar un gran éxito o una mochila muy pesada a la hora de hacer balance. No sería el primer político, en el Gobierno regional o en los ayuntamientos relevantes, que sucumbe al desgaste cuando le permiten -y hasta le animan- a acaparar más responsabilidades de las que puede sacar adelante.
En realidad, la pandemia todo lo pone a prueba: a las instituciones y a sus dirigentes, a los gobiernos y a los grupos de oposición, al propio Revilla y a quienes están en las quinielas de la sucesión. A Marcano en su nuevo papel de superconsejero. A la consejera de Presidencia Paula Fernández, que además es la secretaria de organización del PRC y tiene también acta de diputada en el Parlamento, lo cual le daría ventaja en un relevo de emergencia. A Guillermo Blanco, que tiene encomendada la gestión del Desarrollo Rural, la Ganadería y el Medio Ambiente, sectores tan sensibles ahora y siempre para el regionalismo. Al alcalde de Torrelavega y a otros posibles aspirantes, conocidos o tapados, al liderazgo del partido.
La remodelación del Gobierno y el regreso de Marcano actualiza el asunto recurrente de la sucesión de Revilla, que preocupa al PRC, convertido bajo su mando en el primer partido de Cantabria, y también a las demás siglas que no ven el día de quitarse del medio a un adversario formidable.
En la cúpula regionalista no tienen dudas de que si la salud le respeta lo suficiente Revilla será de nuevo el candidato en 2023. El líder no llega tan lejos, incluso sugiere la retirada cercana cuando le interrogan al respecto, pero reconoce que nadie le cree después de tantas prórrogas. Cuando asegura que sólo una situación excepcional le animaría a seguir, ya tiene una coartada: nunca ha habido nada más excepcional que la pandemia y sus efectos tan funestos. Bueno, también sería la ocasión de valorar si ha llegado el momento de ceder el testigo.
Los dimes y diretes de la sucesión hasta divierten a Revilla, que los escucha y calla, se sonríe un poco, evade tan espinoso asunto y todo lo más admite que cuando llegue el momento hará valer su opinión y su influencia para consolidar el futuro del partido que fundó hace ya 42 años.
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