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El viaje más radical que hoy en día se puede hacer pasa, probablemente, no por coger un avión sino por apagar el teléfono móvil, dejarlo en casa y salir a la calle sin posibilidad de ser localizado, caminar sin poder sucumbir a la tentación de ... abandonar la realidad, por aburrida que nos parezca, para dejarnos caer en el infinito mundo de las distracciones virtuales. Da igual que lo usemos poco, si el teléfono va con nosotros, estamos conectados y no hay escapatoria: es un hilo invisible que conduce a una inagotable avalancha de propuestas que parecen diseñadas para sostener el tedio y evadirnos del encuentro con nosotros mismos.
Pero conviene saber que tras el tedio, si se sostiene, aparecen algunas de las cosas mejores de la vida. Lo de Pascal, ya saben, que «la infelicidad del hombre se basa solo en una cosa: que es incapaz de quedarse quieto en su habitación». Cuando el dispositivo inteligente nos acompaña, siempre hay una parte del cerebro pendiente de él. Es un secuestro, diría que premeditado, porque están hechos para eso, para captar nuestra atención, para generar adicción. En 2022, los españoles pasamos de media cinco horas diarias usando el móvil. Hay barbaridades a las que uno se acostumbra. El tabaco nos pareció normal durante décadas, o normal nos parece que las ciudades estén llenas de coches que nos atronan y echan por sus tubos de escape un humo que luego respiramos. El ruido, con la conexión ininterrumpida, acaba llenando nuestra mente a poco que uno se descuide.
¿Qué hacíamos antes con esas cinco horas que ahora dedicamos a la pantalla? El viaje más intrépido que podemos hacer pasa por atrevernos a estar ante la realidad y ante los otros sin un teléfono inteligente a nuestro lado. Seguro que ya hay agencias que comercializan este tipo de experiencias porque todo, en esta sociedad nuestra, se convierte rápidamente en una mercancía. Menos los poemas, que ni para eso interesan. Cinco horas diarias usando el móvil suponen el treinta por ciento de las horas que pasamos despiertos. Quizás, apagando el teléfono, tendríamos más posibilidades de estar despiertos de verdad todo ese tiempo.
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