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¿Por qué nos gusta lo que nos gusta? Herencia genética, circunstancias sociales, posibilidades familiares, traumas, predisposición de carácter, conductas aprendidas, modas. A saber. Hace unas semanas, un hombre me contó que cómo más vivo se siente es viviendo aventuras. Me habló del 'subidón' que ... experimenta saltando desde una avioneta y abriendo el paracaídas lo más cerca posible del suelo, o buceando entre tiburones, o haciendo puenting, o viajando a lugares cuanto más remotos y menos concurridos mejor. Hay que ir siempre más allá, me dijo, hay que buscar los límites de lo desconocido.
Le di la razón. Estoy ahora entrenándome, me explicó, para tirarme desde lo alto de una montaña vestido con uno de esos trajes que te permiten planear como si fueses un pájaro. Lo escuchaba yo con un libro bajo el brazo, ando ahora con los Diarios de Rafael Chirbes, y pensé en las cosas tan distintas que necesitamos para estar bien y en lo diferentes que son los límites de lo desconocido que cada uno explora. Un misterio. Sentí, también, una íntima gratitud, porque tengo la suerte de que con algo tan modesto como un libro me siento colmado de emociones y aventuras. Sobre todo, porque, como soy torpe por naturaleza, no hubiera acertado a tirar de la cuerda adecuada para abrir el paracaídas y me hubiese estrellado contra el suelo en mi primer intento. Cuando, en una ruta de montaña, un mal paso me puede llevar al fondo de un precipicio, no me siento más vivo por superar ese reto, solo pienso: para qué, mejor evitar senderos con pasos aéreos.
Debo aceptar que no soy más que un señor, es posible que aburrido y algo miedoso, que se contenta con cosas sencillas, como contemplar el cielo con los pies en la tierra. O, tal vez, es solo que no demanda mi cuerpo tanta adrenalina. Quizás, los comportamientos de cada uno los explique una química interna que toma decisiones por nosotros. Menos mal, en cualquier caso, que encuentro placer en los libros. Es sencillo, es barato. Lo mismo que escribir. Es una fortaleza difícil de explicar. Pocas cosas hay más austeras: apenas nada hace falta para sentirse completo.
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