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Estamos en días de tensión entre los ayuntamientos de Laredo y Santoña. La pretensión de la consejera de Educación de hacer la escuela náutica pesquera en Laredo no ha sentado nada bien a los santoñeses. Santoña argumenta que tuvo la primera escuela de pesca de ... España desde el año 1928, con su sede relevante en el Instituto de Enseñanza que hizo el Marqués de Manzanedo. A Santoña venían alumnos de toda España a recibir una enseñanza que gozaba de reconocimiento. En los años setenta se cerró por una incomprensible decisión que dejó mutilada la formación pesquera cántabra. Hoy se quiere reconstruir.
Laredo argumenta que se haga en su villa, porque cuenta ya con múltiples servicios públicos. La junta de portavoces laredana añade que tiene también un hospital que es un activo importante para la «seguridad» (sic) de los futuros alumnos.
La consejera Marina Lombó sostiene en sus declaraciones que tiene el dinero del maná de los fondos europeos, y quiere dedicarlos a instalar esa escuela en Laredo debido a la cercanía con el mar.
Mientras, la cofradía de pescadores Virgen del Puerto desmintió ese argumento y ofreció los 2.000 metros cuadrados que sobran al novísimo y polivalente edificio de la lonja que, aparte de ser emblemático, funcional y salpicado directamente por el mar, es del Gobierno de Cantabria. No entienden los cofrades santoñeses, casi nadie lo entiende, que ese gobierno vaya a gastarse cinco millones de euros en un nuevo edificio cuando, con una inversión mínima, puede hacerse ese centro educativo en el pueblo donde siempre estuvo.
Una asociación vecinal laredana tampoco quiere que se haga el edificio náutico pesquero donde se pretende. Argumentan que la notable longitud y las tres plantas de altura del edificio proyectado, justo al lado de los edificios de viviendas del primer ensanche urbano de Laredo, taponarán el diálogo visual de Laredo y su puerto. Harán alegaciones contra ese proyecto.
También anuncia alegaciones el Ayuntamiento de Santoña por razones procedimentales. Como dicen los hombres de mar, las aguas están empachadas. Por ahora sólo es una marejadilla, pero sería bueno moverse con cordura y desapasionamiento antes de ir a mayores.
En efecto, parece forzada la intención de que el puerto de Laredo tenga que ser un saco sin fondo donde meter más dotaciones bajo el argumento de que la villa ya tiene muchas. Antes bien parece conveniente no hacer ostentaciones de neocentralismos acaparadores. El cuestionamiento de los vecinos a una barrera visual entre el puerto y la ciudad también parece muy consistente. La solución de utilizar el espacio sobrante de la lonja santoñesa para esa escuela parece razonable y justa (primer puerto de Cantabria); es barata (se ahorran cinco millones de euros); es rápida (la escuela estaría en marcha en pocos meses); tiene base histórica (en seis años se conmemoraría su centenario).
Pero Laredo, Santoña, Colindres y todo el entorno de la bahía tienen que salir ganando con esos cinco millones de Europa bien empleados. Han de ser el germen de la financiación de un plan director plurianual que sirva para revitalizar la comarca. Bruselas dice que sus dineros son para acciones «verdes y digitales», y no para escuelas. Y mucho menos si se emplean en obras suntuarias, improvisadas e introducidas en la ciudad como un elefante en una cacharrería.
En cambio, la espléndida pero decaída puebla vieja de Laredo necesita un centro de interpretación físico y digitalizado. Lo mismo ocurre con los astilleros de Falgote de Colindres, que fueron claves en la expansión oceánica española y son incomprensiblemente desconocidos como recurso cultural y turístico.
Las marismas de Santoña están mal gestionadas. Necesitan un carril perimetral verde que cosa sus orillas desde Laredo a Noja, además de otra digitalización que las haga presentes y activas en redes de conocimiento. Esos fondos europeos focalizados en esas acciones cumplirán los objetivos comunitarios, que no son otros que generar actividad, empleo y vanguardia empresarial. ¿Dónde está, entonces, el problema? Parece que reside, como casi siempre, en quienes están mucho tiempo en despachos y no escuchan a la calle. Laredo, Santoña, Colindres y toda la bahía deben oírse, ayudarse y bogar a rumbo con sincronía. Ahora nos han creado un problema en nuestra relación amistosa. Señora consejera: rectifique y ayude a su gobierno a encontrar el camino de lo necesario en esta comarca del bajo Asón.
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