Cartas anónimas por Navidad

Carta 1 (para qué complicarse). La mía es una larga historia. Se acaba una etapa por razones biológicas y me fastidia. Han sido años intensos, muy intensos. Al principio nadie creía en mí, me costó un mundo abrirme hueco, me sentía incomprendido, pero eso no fue obstáculo. Dejé mi trabajo y con el paso del tiempo conseguí todo lo que había soñado. Pero ahora tengo un problema. Estoy preocupado porque la herencia que dejo es grande y temo que haya lío por ella. Por todo ello pido a quien me releve que tenga el coraje, la fuerza, la vocación y la capacidad de sacrificio que he tenido yo. Espero que pueda transmitirlo.

Carta 2. He de reconocer que estoy empezando a disfrutar. Ir superando obstáculos, que están siendo muchos, te recarga de fuerza para continuar. Y ahora estoy encantada porque llevo el timón. Eso sí, necesitamos seguir trabajando con humildad para dar la talla. Quien no esté a la altura ya sabe donde irá, no me temblará la mano si hay que hacer más cambios. Un saludo.

Carta 3. Cómo cambia la vida. Hace unas semanas era un hombre derrotado porque había perdido la confianza de un amigo, pero ahora no paro de sonreír, cada día estoy más fuerte. Y todo gracias al respaldo de cada uno de los compañeros y compañeras que me han acompañado en este camino y que en febrero, estoy convencido, volverán a hacerlo. Solo quería transmitírselo.

Bueno, ahí están las tres cartas. Quizá también les suene a ustedes, así que si tienen alguna idea, me cuentan. Feliz Navidad.