Con la P

También aquí hubo un final feliz. Había dudas sobre su estado, pero felizmente no fue necesario desplegar ningún operativo de rescate como el que se necesitó en Garmaciega-Sima del Sombrero. Fue una alegría verles entrar en la Redacción sin ayuda, por sus propios medios, aunque se les veía desmejorados. Sus ojeras hablaban por ellos. Como los espeleólogos, iban muy bien preparados, son gente experta, pero lo que vivieron en la Calle Alta solo lo saben ellos.

Y eso que aguantaron bien las dos horas y cuarto de discurso de la presidenta, que se desquitó de cuando el cronómetro limitaba sus intervenciones. Las fuerzas de mis compañeros empezaron a resentirse al atardecer con las intervenciones de los portavoces y se fueron apagando progresivamente, como la voz de la presidenta, al anochecer. Eso sí, como los espeleólogos, mis dos compañeros confiesan que no llegaron a pasar miedo. El ingenio de algún portavoz les vino bien para levantar el ánimo y jugando al Pasapalabra pudieron matar el tiempo.

Y aquí están hoy, con otro color ya y dispuestos a contar ahora en qué queda el nivel de ejecución de los anuncios realizados, en qué quedan los deberes que han puesto los grupos y en qué quedan esas advertencias-amenazas lanzadas por la oposición. Pero, mientras tanto, podemos seguir jugando. Con la P: Persona cuya actividad profesional consiste en la obtención, tratamiento, interpretación y difusión de informaciones a través de cualquier medio escrito, oral, visual o gráfico.