¿A qué huele aquí?

Hay que tener un don para olfatear de esa manera. Un sentido tan desarrollado que cuando nadie percibe nada, ella ya lo huele. Va por ... delante, muy por delante del resto. Así que no es de extrañar que esta súperagente canina fuera la encargada de guiar a sus compañeros, sesenta policías y miembros de la Agencia Tributaria, hacia una nueva misión con un objetivo claro: oler dinero. Y lo logró. Olisqueó 529.400 euros en el domicilio del jefe del Servicio de Carreteras de la Consejería de Obras Públicas en una macrooperación contra la corrupción. ¡Eso sí que es olfato! Nada que ver con el que han tenido los superiores del funcionario detenido a la hora de detectar las presuntas mordidas de empresarios que recibía a cambio de adjudicaciones de obras. Pero, claro, nadie de la Consejería sabía nada, nadie olisqueó nada. Nada, de nada... Menos mal que ahora estaba ella para olerlo todo. Y no solo el dinero. En su visita posterior a la sede de la Consejería también olfateó desasosiego e inquietud ante lo que pueda pasar a tres meses de la cita electoral. Un temor que se desplazó vertiginosamente de la calle Alta a Peña Herbosa donde aún respiraban el olor al triunfo que desprendían las cabezas que habían logrado del Ministerio de Transportes por el escándalo de los trenes. De lo otro, con ocho detenidos por corrupción, tampoco sabían nada, nadie olisqueó nada. Nada de nada. «Esperemos que en los próximos días nos aclaren de qué se trata todo este asunto», se limitaron a decir. Así que habrá que seguir olfateando y, en caso necesario, recurrir a la súperagente canina para que utilice su don y nos avance lo que está por venir: lo mismo huele ceses o dimisiones.