El paraguas

Dense prisa que se agotan. Estoy convencido de que las ventas de paraguas se han disparado esta última semana, en concreto desde el pasado domingo. Y es curioso porque no en toda España ha llovido. Aquí en Cantabria donde el tiempo ha sido más primaveral ... que otoñal no deben dar abasto. ¿Entonces? Ha quedado acreditado que un buen paraguas siempre debe estar cerca porque no sabes cuando te va hacer falta. Hasta ahora habíamos interiorizado que un paraguas sirve para resguardarse de la lluvia e, incluso, para protegerse de los rayos del sol, pero lo que no teníamos tan claro es que también se puede usar como escudo contra el barro, en sus distintas versiones, hecho bolas más o menos grandes o en bloques más o menos compactos. Y sí, funciona, es efectivo. O eso parece. Los hasta ahora incrédulos han disipado sus dudas al ver cómo, ni más ni menos, el jefe del Estado comprobaba su enorme eficacia hace siete días. Y pasó la prueba: el paraguas aguantó la lluvia de fango caída del cielo. Aunque no todos confiaban que iba a ser posible, solo el monarca mantuvo su figura erguida mientras muchos de sus acompañantes se acurrucaban junto a él. Lógico, saben que no todos los paraguas son iguales. No hubo que ir muy lejos para comprobarlo. Ese mismo día quedó claro que el que llevaron desde Moncloa tiene que evolucionar más porque hizo aguas por todas partes, demasiadas fugas. Debía tener algún problema de adaptación al fango u otros objetos contundentes porque no fue tan efectivo como el de la Zarzuela. Cómo lo verían cuando tuvieron que desplegar un maletín antibalas para proteger al presidente. En fin, es evidente que tiene que cambiar de paraguas para aguantar el chaparrón de la ira ciudadana, pero le habrá quedado claro el porqué. Fuerza Valencia.