Semana Pasiega

Con La Pasiega a cuestas nos preparamos para esta Semana Santa después del «jarro de agua fría» que, con una sutil delicadeza, vertió en la ... tierruca el ministro más tuitero del Gobierno. Todo iba bien. La mañana era primaveral y en Peña Herbosa habían preparado con mimo el encuentro. ¡Un ministro! Había que celebrarlo. Qué amabilidad, cuánta cortesía. Hubo hasta abrazos para agradecer su presencia. La estación intermodal, la obra clave para la viabilidad del polígono que está llamado a ser el pulmón industrial de Cantabria, estaba en la agenda del encuentro como tema estrella. Todo iba bien hasta que una frase retumbó en la posterior rueda de prensa bilateral: «Lo bueno es que el ministro no ha dicho que 'no' a la estación». Cataplum. Lo que se vendió como el 'gran centro logístico del norte de España' por su situación estratégica no obtenía un 'sí' rotundo, sin reparos, del Gobierno central. Cataplum al cuadrado. Así era. El ministro, con el tono más edulcorado posible y tras poner encima de la mesa el informe de Adif que cuestiona la viabilidad del proyecto, exigió garantías para «acompañar» –que no pagar– en la construcción de la estación. ¿Cuáles? Que haya demanda. Y es aquí cuando empieza el calvario en busca de empresas que se quieran instalar en estos terrenos. Si usted conoce a alguien no dude en ponerse en contacto con el Gobierno cántabro. No vaya a ser que esas empresas de las que habló el pasado bipartito o de las que habla el actual Ejecutivo –qué tierno que vayan de la mano– se hayan evaporado. No vaya a ser que en la próxima reunión con el ministro más tuitero vayamos sin el listado de empresas que no le pusimos encima de la mesa 'ipso facto' el lunes y acabe utilizando su red social para cuestionar a la presidenta como hizo al día siguiente de su afectuoso encuentro en Peña Herbosa. Y no vaya a ser que La Pasiega, después de tanto sufrimiento, acabe crucificada, muerta y sepultada, y no resucite al tercer día.