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Creo que llevan una semana sin pegar ojo. Están muy, pero que muy, pero que muy... afectados. No sé si podrán superarlo. No paran de pensar en ese pobre pasaje del vuelo Madrid-Santander que acabó volviendo al Seve en autobús a las tres y ... media de la madrugada porque ellos –Air Nostrum– decidieron utilizar el avión que tenía que traerlos a Cantabria para que el Athletic volviera de Barcelona tras el partido. ¿Han llegado hasta aquí? Pues bórrenlo todo, que empiezo de nuevo. Creo que el asunto (el del avión EC-MLN para resumir) no les ha quitado el sueño porque no deja de ser, dicen, una simple «reasignación de vuelos» habitual en las compañías. ¡Ah!, y que ya han pedido disculpas. Sin embargo, intuyo que están analizando cómo arreglar la que se ha revuelto, con carta incluida desde Cantabria a Iberia para mostrar su malestar por «la falta de sensibilidad y de empatía» y a la espera de una respuesta que explique por qué hasta ocho destinos con despegue desde la capital y en trayectos de similar distancia no se vieron afectados por las anulaciones. Y sí la conexión con Cantabria. Una vez más, por cierto.
No sé preocupen señores de Air Nostrum-Iberia. Esto se arregla fácil. Déjense de cartas y hagan algo más productivo para calmar a las masas: organicen un encuentro al más alto nivel para que este incidente no acabe en un desencuentro diplomático entre comunidades vecinas. Convoquen en Ontón a los presidentes de Cantabria y País Vasco –y así de paso se conocen– y rememoren cuando hace cuatro años sus predecesores en el cargo escenificaron la nueva normalidad tras el covid. ¡Qué tierna imagen! Lleven también a los pasajeros que se quedaron sin avión en Madrid –quizá los mismos que no han podido usar los trenes en agosto– y allí les explican lo bien que funcionan las comunicaciones en algunas regiones y lo mal que lo hacen en otras. Y, cómo no, lleven también a los jugadores del Athletic Club como protagonistas involuntarios de esta «reestructuración» aérea completa. Lo mismo con Nico Williams y compañía nos hacen más caso a este lado de la muga.
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