Unificar la información sobre las riadas, una tarea urgente

Hoy en día disponemos de una gran cantidad de herramientas tecnológicas que nos ayudan a predecir, detectar y monitorizar casi cualquier situación. Simplificándolo, bastaría con poner los sensores adecuados para medir aquello que se quiera y que un dispositivo, cada cierto tiempo, vaya leyendo los datos. En función de los valores obtenidos, se debería proceder a realizar unas u otras acciones. Esto es sencillo hasta que, por ejemplo, un mismo sistema procesa y muestra la información de maneras diferentes, es decir no hay un criterio único. El mejor ejemplo de este caso lo podemos ver con los Sistemas Automáticos de Información Hidrográfica de España (llamados SAIH).

La página web del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico explican qué son los sistemas SAIH y listan los enlaces a las diferentes Confederaciones Hidrográficas; estas son: Cantábrico, Miño-Sil, Duero, Tajo, Guadiana, Guadalquivir, Segura, Júcar y Ebro. Si se abren los enlaces de los diferentes SAIH, lo primero que notaremos es que cada uno muestra la información de manera muy diferente. Unos muestran símbolos que corresponden a la ubicación de embalses, pluviómetros y aforo, otros enseñan círculos de diferentes colores, y en otros hay que ir pinchando en varias partes hasta poder llegar a la información relevante… Todos estos sistemas, que al fin y al cabo es el mismo, un SAIH, deberían visualizarse de la misma manera. ¿Por qué? ¿Para qué? Para que a la persona que esté controlando la información hidrometeorológica e hidráulica de un lugar, no le cueste trabajo cambiar a otro emplazamiento, sea más eficiente y, de esta manera, poder avisar con mayor rapidez en caso de alerta; para que una DANA potencialmente peligrosa no se convierta en una DANA mortal debido a errores y deficiencias humanas.

Si nos centramos en el SAIH de la confederación hidrográfica del Júcar, que es donde se produjo esta catástrofe, muestra dónde están ubicados los distintos embalses, pluviómetros y estaciones de aforos, pero no se ve a simple vista qué está pasando en cada uno de ellos. Para saberlo, hay que ir uno a uno pinchando en el elemento de interés para conocer su estado, el volumen del embalse, los valores de la lluvia media… y esto no es ni práctico ni eficiente.

Ahora, si comparamos el SAIH del Júcar con el SAIH del Cantábrico, observamos que éste último es un perfecto ejemplo de cómo se debe presentar la información. A primera vista se ve si hay algún problema o no en algún punto mediante un código de colores estándar: verde (todo está bien), amarillo (realizar seguimiento), naranja (prealerta) y rojo (alerta). Y además, no hace falta ir pinchando en cada uno de los elementos para que te aparezca la información porque al pasar el ratón sobre los puntos, se despliega automáticamente una ventana con todos los datos.

Para poder evitar que pase este tipo de pérdidas humanas en el futuro, lo ideal es unificar la visualización de todos los SAIH de las distintas confederaciones a una misma interfaz, es decir, a un mismo tipo de representación y, estudiando cada una de ellas, la mejor representación y más intuitiva desde una perspectiva de usuario es la del Cantábrico. Por otro lado, también hay que unificar protocolos de actuación tras una alerta. No sabemos si cuando hay un cambio de estado a uno más grave aparece una ventana emergente en grande advirtiendo dicho cambio para que el operador a cargo esté atento a esta variación y lo monitorice por si fuera a más. Si esto no se realiza así, sería una mejora muy interesante que puede salvar vidas.

Como he dicho casi al principio del artículo, tenemos muchas herramientas, quizá demasiadas, y antes de usarlas todas, se debería estudiar y tener criterio para obtener el máximo beneficio.