Torrelavega sigue perdiendo trenes

Porque la ciudad es la principal víctima del mal estado de la red de Cercanías. Las noticias sobre averías son tan frecuentes, que a menudo ya ni llaman la atención. El desastre cotidiano se da por hecho. La mala calidad del servicio en puntualidad y otros extremos se ha hecho estructural. Ahora, si los nuevos trenes se retrasan a 2026, cuando se habían prometido para este mismo semestre de 2023, todos sabemos que en realidad difícilmente se implementarán antes de 2027 o más allá, porque los ritmos son los que son y ya no se puede engañar más desde la administración al ciudadano.

Llevo toda la legislatura reclamando que se implante un metro-tren Torrelavega-Santander para que podamos captar consumidores e inversores en Torrelavega desde la zona más poblada y próspera de la región, que es la capital y su cinturón municipal. Igualmente, los activos de esa comarca pasarían a formar parte del entorno vital de Torrelavega, revalorizándola como lugar de residencia y vivencia. Además, fortaleceríamos el uso del transporte público, abundando en eficiencia energética y ecológica, y reduciendo la contaminación, que siempre ha sido un problema por la combinación de nuestras actividades y la orografía de la vega.

Esta actuación debería tener como necesario complemento una estación intermodal de autobuses donde las lineas de Cantabria confluyeran con dicho ferrocarril de corta y media distancia. Sería, así, Torrelavega un lugar con una gran accesibilidad sostenible y de futuro, con cientos de miles de pasajeros en la ciudad cada año, y una función envidiable dentro de la red de comunicaciones de la comunidad autónoma.

Nada de esto han querido hacerlo ni PSOE ni PRC en estos cuatro años. El fiasco de los trenes para la vía de ancho métrico ahora deja 'sine die' estas acciones. Hay elecciones generales este mismo año y nadie nos asegura que se vayan a cumplir calendarios administrativos, por la sencilla razón de que nadie los conoce. Recordemos que en 2015 y 2016 hubo por razones políticas una parálisis total de la Administración del Estado.

Además, tampoco se ha realizado el soterramiento de las vías de FEVE, a pesar de que el convenio entre administraciones se firmó en abril de 2018. (Se hubiera podido firmar en 2013 o 2014, pero PSOE y PRC lo demoraron por motivos partidistas contrarios al interés de la ciudad). Por tanto, en todo este conjunto de inversiones para el transporte el resultado de la coalición PRC-PSOE no podría haber salido más negativo.

En cuanto la larga distancia, ha quedado claro que el tren con Bilbao es para 2060 en el mejor de los casos, por lo que nula influencia tiene en las próximas décadas para el desarrollo y bienestar de Torrelavega, y que el tren con Palencia, aunque ha registrado algunas adjudicaciones con diez años de retraso, no tiene fecha de puesta en servicio ni garantías sobre esa fecha. Es algo afectado de incertidumbre.

En materia viaria, por comentarlo también, a Torrelavega le perjudica muchísimo que no vaya a existir antes de 2030 una autovía Aguilar-Burgos (ya que su inexistencia perjudica a Campoo y a todo el eje del Besaya) y asimismo que la conexión con Bilbao vía Solares vaya a seguir siendo ralentizada por la no ejecución del tercer carril de la A-8 entre Laredo y el límite con Vizcaya.

Si los trenes de ancho métrico se tienen que rediseñar de nuevo tras el engaño y el fracaso, y si todo va a llevar otros cuatro años aproximadamente, yo sería partidaria de desarrollar un verdadero proyecto de metro-tren Torrelavega-Santander, al estilo del que se promovió con el Gobierno Aznar hace ya muchos años, y asegurarse de su financiación y ejecución, lo haga una administración u otra, eso es lo de menos, porque ya hemos visto que las dos estaban en la ineficacia. Ya que va a llegar tarde, por lo menos que sea algo que conquiste el futuro y cambie el porvenir de la ciudad. Lo que no puede ser es que Torrelavega siga perdiendo todos los trenes sistemáticamente. Hay que reaccionar.