El álbum familiar

Pensarán que este texto es algo promocional, pero nada más lejos. Supongo que a todos nos gusta de vez en cuando mirar hacia atrás para ser conscientes del tesoro que hemos apilado, como hacen los avaros con las monedas, los niños con las conchas en la playa, las marcas de crecimiento de los hijos en la pared. Cuando lo hago, lo de mirar hacia atrás, me pregunto cómo funciona esto de ir pasando año tras año. Imagino las cintas transportadoras de los aeropuertos, ¿nosotros estamos quietos y el tiempo nos mueve? Hay días que es así, sin duda. Hay días en los que vemos cómo pasa por delante de nuestras narices lo que nos rodea con la indiferencia aséptica con la que nos trata una terminal de vuelo. Frente a eso, lo único que nos queda es bajarnos de la cinta transportadora, dejar de ser maletas en movimiento cargadas de recuerdos y cosas que necesitamos, y caminar con nuestros propios pies. Desde 1985, hay un día al año que este periódico nos baja a todos de esa cinta transportadora. Y ese día es hoy.

El Anuario es un libro que recoge las noticias más relevantes del año que se ha terminado, pero más que un compendio de datos, en realidad es como un álbum familiar. En él hay textos y fotos de todo lo que nos ha sucedido: lo relevante y lo aburrido, lo brutal y lo grotesco, lo mezquino y lo asombroso, lo bello. ¿Qué valor tenían esos álbumes en casa donde alguien se tomaba la molestia de salvaguardar las caras y los hechos y escribía a mano, debajo de una foto impresa, el año y el lugar, quizá los nombres de los protagonistas? El Anuario es nuestro álbum familiar y celebro que sigamos leyéndonos, aunque a veces corramos el riesgo de olvidarlo.