
Aranceles morales
¿Cumplen la legalidad o quieren generar un miedo hacia Estados Unidos que esconde algo más perverso?
Marta San Miguel
Lunes, 7 de abril 2025, 00:07
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Marta San Miguel
Lunes, 7 de abril 2025, 00:07
El viaje en avión durará unas diez horas, así que después de aceptar el itinerario de vuelo y los horarios que me propone la agencia, ... pregunto si puedo escoger entre ventanilla o pasillo. Diez horas en un avión es mucho tiempo, y de pronto la mera opción de estar sentada en un extremo de la fila o en mitad de dos extraños se me antoja de una sordidez insoportable: qué más dará si la impresión de encierro e impaciencia será casi la misma. No podemos asegurarte nada, me aclara el hombre que me atiende. Y empieza a gestionar en mi nombre el asiento, y me da varias indicaciones para viajar a otro continente, pero cuando voy a colgar, interrumpo la despedida: ¿No habrá problemas en el control fronterizo del aeropuerto? Al otro lado del teléfono, el hombre guarda silencio. Casi puedo oírle respirar. «Vas a Colombia, no a Estados Unidos», dice al fin. Y nos reímos ambos. Pero a mí no me hace ni puñetera gracia.
El goteo de noticias sobre deportaciones de visitantes a EE UU es constante desde hace semanas. Me llamó la atención la de un científico francés, miembro del Centro Nacional de Investigación Científica, que viajó para asistir a un congreso en Houston. Durante un control de seguridad aleatorio, agentes de inmigración revisaron su equipaje y su teléfono, y supuestamente encontraron mensajes que criticaban la política en investigación científica de Trump. Lo mandaron de vuelta a Francia al día siguiente.
Ha sucedido con turistas británicos, con alemanes, pero hace unos días ese goteo salpicó a España. Un grupo de música de Vizcaya aterrizó en Los Ángeles para hacer una gira por el país: actuarían en L.A., Santa Ana y Las Vegas. Dos de los músicos pasaron el control sin problema, pero a otros dos los frenaron a causa de sus visados, los mismos, por cierto, que tenían sus compañeros: les quitaron los pasaportes, los dejaron incomunicados y al día siguiente los escoltaron hasta un avión de vuelta a España.
¿Cumplen la legalidad o quieren generar un miedo hacia Estados Unidos que esconde algo más perverso? Al francés deportado le acusaron de enviar mensajes «que reflejan odio hacia Trump y que pueden ser considerados terrorismo», ¿pero qué puede pensar un científico de una Administración cuyo responsable de Sanidad es un antivacunas que recomienda la vitamina A para curar el sarampión? ¿Será que a Trump no le gusta el heavy metal y por eso expulsó a los músicos vascos? Igual hay que empezar a hablar de aranceles morales como el que elige entre ventanilla o pasillo para viajar. Mi billete es a Bogotá, que también es América, pero no necesitan ponerlo en una gorra roja y pespuntearlo de amenazas y aranceles para sentirse 'great again'.
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