Ese buscarnos

Estamos escuchando declaraciones que son como ofrecer un masaje a alguien que tiene la espalda quemada, como ese abrazo que te dan cuando tienes los hombros al rojo vivo. Quien crea que un país puede sobrevivir a lo que está pasando en Valencia a base de bustos parlantes detrás de atriles azules o rojos es un prepotente que solo ve la mitad de su fracaso, ¿para cuándo una foto de los representantes juntos, en vez de cada uno por su lado rebañando la respuesta que los exculpe de errores? ¿Para cuándo esa unión que ejemplifique algo noble entre la nobleza que están demostrando los ciudadanos con sus manos? ¿Es mucho pedir? ¿Para cuándo diputados o periodistas o bots o cizañeros explicando la actualidad, en vez de bramar o intoxicar o llamar rata al presidente de nuestro país, un cargo elegido democráticamente aunque no te guste el tipo que lo ostenta?

Ni Mazón, ni Sánchez, ni Feijóo lo han hecho bien, y encima tarde. Estos días nada está bien, salvo una cosa; algo que no está en los despachos sino en la calle, en la cola que han hecho en el supermercado donde han donado comida o dinero, en la mirada que han compartido con los que tomaban café en la barra de siempre mientras la televisión emitía el lodo; algo que está en cederse el paso y la palabra y el poder —qué cosa—. Nada está bien estos días, salvo ese buscarnos.