Firme, valioso, intocable

El derecho a mostrar tu disconformidad de una forma cívica es una conquista protegida por la Constitución, pero a la vista de lo que está pasando esta semana en Madrid, ¿se colarán también los radicales que están usando las herramientas democráticas en su beneficio, pero no en beneficio de la democracia? ¿Se colará el insulto o solo la libertad de expresar un pensamiento?

A lo largo de los años han cambiado las colecciones de cromos, los regímenes políticos, las prioridades en seguridad nacional, las zapatillas que llevan los futbolistas y las que llevan los críos que se plantan cada domingo en la plaza; ha cambiado la forma de decir tengo este cromo o no lo tengo (el sipi-nopo es un reducto ochentero como las hombreras o la purpurina) y ha cambiado también el nombre de la propia plaza, aunque aún haya quien le diga plaza de José Antonio, la toponimia que se puso en honor a Primo de Rivera, porque sigue adherida en sus paladares. En este siglo ha cambiado hasta la forma de cambiar, pero hay algo que debe seguir firme, valioso, intocable en nuestras plazas, además de los cromos, claro. El domingo lo veremos.