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Aún se me escapa Parayas cuando digo que voy al aeropuerto. Ha pasado suficiente tiempo desde que las letras amarillas de Seve Ballesteros te dan la bienvenida cuando aterrizas en Santander, y aun así hay algo de la toponimia emocional que no se borra aunque ... le cambien el nombre, aunque crezca la maleza, aunque pase la piqueta y borre el espacio físico que un día conociste. Parayas era la palabra que definió al aeropuerto, pero también el lugar donde generaciones de niños tuvieron para crecer, para probar deportes, para aprender a 'liftar' sobre la red y a nadar sin manguitos, mientras sus padres se juntaban con otros padres que hacían lo mismo, llevar allí a sus hijos para que crecieran entre pistas de tenis de hormigón y tierra batida, campos de fútbol, trampolines y una piscina de teselas azules a la que siempre te remite cualquier piscina de teselas que ves de mayor porque allí aprendiste a nadar.
Parayas cerró en 2018 y la actualidad impone siempre sus prioridades. Ahora bien, a las puertas de las elecciones de Estados Unidos, ante el problemón de los precios de la vivienda o del tinglado del PSOE de Cantabria, es curioso cómo repiquetea el reportaje sobre el estado del antiguo club deportivo, escrito en este periódico por la periodista Violeta Santiago. Más que la historia de un abandono, es un fresco sobre algo apremiante, y su mirada sobre cómo tratamos nuestro legado se asume como una invitación a comprender el paradigma de nuestro tiempo: dejar atrás, pero sin mirar hacia delante.
Cinco años después del cierre (el club debía casi dos millones de euros y entró en concurso de acreedores), sus actuales propietarios no han hecho nada aún con el recinto tras haberlo comprado en una subasta pública. Quizá están esperando, pero ¿a qué? Mientras el Ayuntamiento de Camargo avisa de que no cambiará el uso del suelo, de que ahí no se podrán hacer viviendas, o quién sabe qué otro uso inmobiliario, la maleza que lo cubre tiene algo figurativo, algo como las dos líneas paralelas del pause en un vídeo; cuando le den al play, sabremos a qué juegan en Parayas.
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