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En la fotografía, se ve a una mujer de mediana edad en cuclillas. Está en la montaña. Lleva la ropa apropiada para estar a esa altitud que se refleja en el tono de su piel, en la sombra rojiza de las mejillas, los labios un ... poco tirantes, algo secos por el frío. Sin embargo, no es el vastísimo paisaje que tiene detrás lo que llama la atención, sino su mirada: Vanesa Almeida mira con una placidez que se contagia, y en vez de a cinco mil metros de altura, parece que estuviera agachada en una toalla de playa, cuando la brisa es suave y el sol se está poniendo. ¿Por qué transmite esa impresión en la foto que ilustra la entrevista que le hizo para este periódico Leila Bensghaiyar?
Cuando uno piensa en metas, pensamos en una lona horizontal, en una cuerda tendida entre dos postes que la mantienen tensa hasta que alguien que corre la atraviesa con el pecho. Y entonces sucede el triunfo. Sin embargo, a veces las metas son verticales. A veces hay que mirar hacia arriba, y quizá por eso Vanesa Almeida, alavesa de 46 años y afincada en nuestra tierra por su amor a la vela, tiene esa mirada en la foto de uno de sus entrenamientos y que usa para promocionar el proyecto '8.000 sin barreras': quiere ser la primera persona del mundo con Trastorno del Espectro Autista en coronar esa altura.
Esa es la meta, pero la cima es otra. La cima es ganar un campeonato del Mundo de Vela, tres Campeonatos de España, la Medalla al Mérito Deportivo en 2000, y cuando llega el diagnóstico, hace cuatro años, en vez de bajar, decidir subir y subir contigo a los que padecen ese trastorno. Por eso va a escalar el Manaslu, la octava montaña más alta del mundo, y lo va a hacer con una hipersensibilidad que convierte cada esfuerzo en un griterío de emociones, hormonas y efectos físicos para que tú y yo digamos la palabra autismo y la veamos. La cima no está a 8.000 metros sino en esta mesa sobre la que lees estas líneas, en la mesa donde doblas la ropa mientras escuchas la radio, en la mesa donde posas los pies viendo la tele. En esa mesa ha puesto la deportista alavesa el autismo. Quizá de ahí le viene la mirada de la foto, de que al fin vemos.
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