Misterio en el tren

Esta vez ha sido un convoy de coches, algo ajeno a lo de siempre, pero lo de siempre es una tónica que nos obliga a los que usamos este medio de transporte a cruzar los dedos cuando nos sentamos en nuestro asiento. Y el tren arranca y la intriga te mordisquea por dentro, porque no sabes si vas a llegar a tu hora o cuántos buses tendrás que usar para lograrlo. Es tanta la tensión cuando te montas en un tren para atravesar la región que no me extraña que el ferroviario sea un género en las novelas de misterio.

Pienso en Agatha Christie situando en vagones al menos tres de sus novelas, como la mítica 'Asesinato en el Orient Express', para que el investigador Poirot resuelva los casos. Lo mismo hizo Patricia Highsmith en 'Extraños en un tren', y que llevó al cine Alfred Hitchcock, en la que dos personajes acuerdan matar al enemigo del otro con la consiguiente coartada para lograrlo. Otro que buscó el tren para ambientar el misterio fue Graham Greene con 'El tren de Estambul', su primera novela y con la que saltó a la fama internacional gracias a una trama de intrigas sobre los raíles de Europa. Hay algo inevitable en los trenes de la región y la hemeroteca lo sabe, por eso miras por la ventana viendo pasar la belleza montañosa y verde de Cantabria, buscando ahí, en la orografía, la resolución del misterio.