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La historia de la humanidad podría contarse como una historia de piques. Empezó con la primera célula, a ver cuál evolucionaba antes para salir del agua hasta la tierra; después, los neandertales y los sapiens, a ver quién prosperaba (ganamos los bestias, ya lo han ... visto en el Metropolitano); y así, hasta llegar a nuestro presente, construido a base de piques entre imperios y países. Hay un prurito en el roce con el vecino que siempre da juego. Qué sería de la 'Pozona' sin los de la Gimnástica, que nos dedican a los santanderinos su cántico; o qué sería de la cualidad capitalina de Santander sin los portugueses del Besaya; qué sería de Oviedo sin Gijón; que sería de los pares sin los nones, qué sería Villarriba si no existiera Villabajo. Ahora llegan Motos y Broncano, vecinos en el mando a distancia, para hacer de su lucha de audiencias cada noche una sección fija en las portadas de los digitales.

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