Qué pintamos ahora

En la mesa están desperdigados todos los rotuladores, algunos empiezan a tener la mitad de tinta a estas alturas de las vacaciones. Ante él, la laja de piedra es casi tan grande como un folio. Son de esas que se usan para cubrir una fachada, el tejado de una casa o de una barbacoa, pero esta laja es cuestión está cascada por un extremo. Y es ahí, en ese mordisco que rompe la línea recta de su hechura, dónde mi hijo encuentra la primera frase. Baja 'al fin el rotulador y la piedra absorbe el color rojo magenta. Hace una par de líneas que no significan nada. Después, cambia de rotulador y abre otro color y retoma ese galimatías que en su cabeza, sin embargo, parece tener sentido. El dibujo parte de la esquina rota y crece sobre el resto de la superficie, y cuando lo veo pintar el folio en blanco me pregunto si no estaremos todos uno poco así estos días, con nuestros rotuladores en la mano, sin atrevernos a manchar el año nuevo tan pronto con errores o desilusiones o apariencias o proyectos imperfectos que acaban desechados. Ahora que está impecable el 2025, les deseo la mejor de las primeras frases posibles.

Posdata, no les voy a contar qué dibujó mi hijo en la piedra, pero con la objetividad que caracteriza a una madre les diré que es imperfecto, como lo será también nuestro año. Aun así, es mi cuadro preferido de la casa, hasta que llegue el siguiente.