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El diseñador español Álvaro González Romero-Domínguez, junto con su socia italiana Simona Lacagnina, ha creado una mascarilla reutilizable capaz de autodesinfectarse, medir la calidad del aire y alertar de focos cercanos de coronavirus.
Han bautizado a su producto con el nombre de ' ... Cliu«', y su diseño se basa en tres conceptos fundamentales: inclusividad, sostenibilidad y tecnología. Es inclusiva porque tiene una pantalla transparente con sistema antivaho; eso permite ver la boca de las personas, lo que supone una gran ayuda para las personas con dificultades auditivas, y además facilita la comunicación no verbal.
Es sostenible, porque es reutilizable y se puede desinfectar introduciéndola en la lavadora o el lavavajillas, ya que los materiales en los que está fabricada pueden soportar hasta 200 grados. Además cuenta con unos filtros antimicrobianos y bioactivos, desarrollados por la Universidad de Siena, que no generan residuos duraderos ni perjudiciales para el medio ambiente. La mascarilla es desmontable y todos sus materiales son reciclables.
La mascarilla se comercializará en dos versiones, que comparten el diseño básico con las características relatadas, pero hay una versión inteligente en la que se ha hecho hincapié en el tercer pilar mencionado: la tecnología.
La mascarilla inteligente permite la conexión inalámbrica con el teléfono móvil, cuenta con micrófono y sensores que, a través de una aplicación, miden la calidad del aire, de la respiración, la frecuencia cardiaca y detectan si hay algún foco activo de coronavirus en las proximidades. Esta versión dispone también de una base de carga para la batería con luz ultravioleta incorporada, que permite que la mascarilla se desinfecte en cuestión de minutos. Los precios, evidentemente, son muy superiores a los de las mascarillas que vemos a diario, la mascarilla básica costará unos 90 euros y la avanzada unos 250 euros, un importe elevado, pero inferior al gasto medio en mascarillas desechables en un año. Se trata de un producto de alta durabilidad, en el que todos los elementos se pueden cambiar si se rompen.
La mascarilla se puede reservar en la página web https://cliu.it/es/, y las primeras unidades llegarán a los compradores en octubre en el caso de la versión básica, y un mes más tarde para la versión inteligente. Hay que valorar esta aportación no sólo desde el punto de vista de la protección y las comodidades que ofrece; las mascarillas desechables están produciendo una enorme cantidad de residuos que se añaden a los que ya generábamos, empeorando un problema que ya era muy difícil de gestionar. Tenemos que protegernos del coronavirus recordando que, de momento, sólo disponemos de este planeta.
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