Secciones
Servicios
Destacamos
Las bajas en la actividad ganadera se cuentan por muchos miles en esta guerra que empezó hace ya más de 35 años, desde la adhesión a la Unión Europea. En esta lucha desigual que enfrentamos los ganaderos ante la gran distribución -Mercadona y aledaños-, y ... frente a la industria láctea, parece que nuestra capitulación está ya muy cerca.
Estamos frente a un sector envejecido al que ya no le salen los números desde hace muchos años y que en los últimos meses ha visto multiplicar sus costes de producción (energía, pienso, forrajes, fertilizantes, mano de obra, gasóleo...). Hoy al ganadero no le queda más recurso que pegarse contra el muro de las lamentaciones de la industria láctea para implorar un precio que iguale los costes de producción y renunciar a una justa remuneración por su trabajo y servicio a la sociedad.
Un sector que solo pide que le dejen vivir «con la leche al cuello» no está escribiendo más que la historia de su rendición. El enemigo (la gran distribución) ha vencido. Saben que se van a quedar sin ganaderos pero nunca se van a quedar sin leche. Para ello están las macrogranjas, que serán suyas, al igual que lo son ya sus industrias interproveedoras.
Los viejos ganaderos que acudimos a La Penilla, donde recordamos que hace 30 años cobrábamos por un litro de leche más que hoy, sólo mantenemos ya la esperanza de la pronta jubilación y la alegría de que nuestros hijos no nos han seguido en este oficio tan desagradecido. A la sociedad no le gustamos, hay que rendirse a la evidencia. Cada vez tenemos más enemigos.
No solo la gran distribución, que nos machaca con los precios. El ecologismo nos ha puesto también en la proa. Nuestra vacas son dañinas y producen gases de efecto invernadero. De la leche, para qué hablar. En cuanto vas al médico es lo primero que te quita. El consumo se reduce vertiginosamente. Y la carne es veneno. Ya la están sustituyendo por productos sintéticos. La conversión al veganismo avanza victoriosamente bajo el estandarte de la salud. Libramos una guerra en tantos frentes y estamos tan viejos que ya solo se espera nuestra rendición.
Pero, ¿cómo hemos podido llegar a esta situación? Es la pregunta que todos nos hacíamos en la tractorada de La Penilla, lamentándonos de esta horrible realidad y sabiendo que todo lo que estábamos haciendo, en el fondo, no iba a servir para nada.
Aunque si solo sirviera para que la gente se diera cuenta de que la leche está más barata que el agua...
Aunque si solo sirviera para que la gente se diera cuenta de que pagar por un litro de leche 60 céntimos significa enviar a la ruina a toda nuestra ganadería...
Aunque si solo sirviera para que Mercadona se diera cuenta de que vendiendo un litro de leche a 60 céntimos no deja margen para que vivan ni los ganaderos ni las industrias que la sirven...
Aunque si solo sirviera para que los ganaderos tomáramos conciencia del monopolio al que nos enfrentamos en esta guerra...
Aunque si solo sirviera para que los políticos se dieran cuenta de que la ganadería es imprescindible para algo tan simple como alimentarnos y que la vida continúe...
Y si no sirviera para nada de esto y solamente sirviera para que los ganaderos nos diéramos cuenta de que llegado ya este momento es mejor cerrar y que nos den una paguita, por bien empleado habríamos echado el día.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.