Memoria de la Cantabria interminable

Es la memoria de la Cantabria interminable. Existe un aforismo científico según el cual la fusión nuclear está siempre a treinta años en el futuro sin que importe el momento en el que tal logro se anuncie. La fisión nuclear la controlamos más o menos, es la responsable de la bomba atómica, hace funcionar los reactores nucleares y tiene aplicaciones en la medicina y en la industria. Pero la fusión es la panacea, la energía ilimitada para siempre, limpia, barata y segura porque, al contrario que la fisión, no produce residuos radiactivos. La fusión nuclear es el motor del Sol y de las estrellas. Otro aforismo no científico, pero evidente, es que los proyectos de Cantabria también están siempre a treinta años en el futuro. Solo hay que acudir a las hemerotecas -El Diario Montañés pone la suya al alcance de todos, qué peligro para la desmemoria interesada- y leer lo que se decía hace tres décadas o cuatro o cinco.

El presidente Revilla, ya que poco se ha cumplido, centra hoy el interés en tres cuestiones clave: la unidad de protones de Valdecilla, el Museo de Prehistoria y el centro logístico de La Pasiega, cuya financiación llegaría a través de los fondos europeos. Ni el presidente Sánchez ni la ministra Calviño han fijado una fecha, admite Revilla, «aunque no faltará mucho». Es el ejemplo de la Cantabria reciente y de un Gobierno duplicado, caro y débil. Humo sin plazos. 'La historia interminable' nos habla de Fantasía, un reino en riesgo porque está desapareciendo y la Nada sustituye a la gente y a las cosas que dejan de existir. La Nada progresa al tiempo que lo hace la enfermedad letal de la emperatriz, con lo que hay una íntima relación entre ambas causas. Si cambiamos reino por región, enfermedad por indolencia y dejamos la Nada como está, todo cuadra. 'La historia interminable' es Cantabria.