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La Ley de Memoria Histórica, hoy de Memoria Democrática, es una asignatura pendiente en Cantabria, una de las poquísimas comunidades que no ha reconocido de ... manera efectiva a las víctimas del fascismo con la aprobación de una ley reparadora. Y digo del fascismo, sí, porque eso fue el golpe de estado dado por el fascismo contra la república democráticamente votada en las urnas, como fascista fue la actitud represiva y criminal adoptada posteriormente con los asesinatos perpetrados por Franco y sus secuaces.
Leo y oigo con sorpresa situar en un plano equidistante a las víctimas y no, no es posible la equidistancia. De la misma forma que es muy difícil el consenso de esta ley con aquellos que después del periodo transcurrido siguen negándose a condenar el franquismo. Las casualidades no existen.
Las víctimas del lado franquista han sido conocidas y reconocidas en numerosas ocasiones y de variadas maneras y, por el contrario, las otras, las víctimas a las que asesinó el fascismo, a los que condenaron y obligaron a sufrir el exilio o morir en un campo de concentración siguen siendo ignoradas cuando no, criminalizadas, siendo numerosas las que aún permanecen en fosas comunes y en las cunetas a lo largo y ancho de esta nuestra España. Por eso es imposible la equidistancia.
El proyecto de ley que se ha comenzado a tramitar en el Parlamento de Cantabria pretende paliar una situación que lleva sin ser resuelta más de 45 años, periodo democrático inconcluso en tanto no se reconozca a las víctimas del fascismo, se haga justicia y se promueva la reparación para que no vuelvan a producirse hechos como los que se ponen de manifiesto y para ello es necesario dejar bien sentadas las bases a través de una ley reparadora como la presentada.
Una ley que asume con políticas públicas su desarrollo, las acciones concretas, entre otras las exhumaciones en aquellos casos en que estas sean posibles, así como la identificación de las víctimas, las nulidad de todos los juicios del franquismo que, sin duda, dará respuesta y solución a situaciones kafkianas mantenidas en el tiempo, se prohibirá la apología del franquismo y del fascismo equiparándonos así a lo reconocido en otras leyes autonómicas, a la estatal y a las democracias europeas, al tiempo que se pondrá fin a una deuda histórica con los asesinados y sus familias.
Esto último es lo que se pretende con la ley y, en ningún caso, creo que quienes hemos colaborado en su elaboración hayamos pensado en contentar ni promover el apoyo de quienes ideológicamente están situados en las antípodas, lo que todos conocemos como las derechas, y que como decía anteriormente ni siquiera condenan la dictadura franquista. Digo más, si eso llegara a producirse, yo sería la primera en poner en duda la eficacia de la ley.
Los socialistas teníamos y tenemos, hasta que se apruebe y se desarrolle la ley, una asignatura pendiente y este es el momento de poner en marcha algo a lo que no podemos renunciar y no lo haremos por coherencia y por el compromiso que debemos tener con todos aquellos que han sufrido el fascismo así como con sus familias. Será entonces cuando se pueda decir que se cierran las heridas, que a día de hoy continúan abiertas, al tiempo que se atiende a la exigencia de Naciones Unidas de reconocimiento, justicia y reparación para con todos los que aún no han sido resarcidos ni reconocidos.
Creo que a todos nos gustaría que esta ley, que sin duda será aprobada por mayoría, lo fuera con el consenso más amplio posible, pero no soy tan ilusa como para creerlo, sobre todo después de ver como hay grupos parlamentarios que jamás podrán compartir proyectos que les lleven a ello, ni podrán empatizar con los que fueron víctimas de aquellos que son colocados al mismo nivel que los verdugos.
Quiero agradecer a todos y cada uno de los que han hecho posible que esta ley esté en tramitación, así como a las asociaciones memorialistas que con su tesón, su empuje y su constancia, unido a todos los que hemos creído firmemente que la ley era posible, necesaria e imprescindible haciéndola realidad.
Con la elaboración y aprobación de esta ley cumplimos con el Derecho Humanitario Internacional y los Derechos Humanos en general.
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