Mensaje para Correos
Cantabria positiva ·
El edificio de Correos debería ser un Museo de la Restauración en vez de un restaurante con pinta de museoSecciones
Servicios
Destacamos
Cantabria positiva ·
El edificio de Correos debería ser un Museo de la Restauración en vez de un restaurante con pinta de museoEs previsible que los proponentes de la conversión del céntrico edificio de Correos en Santander en un parador nacional vuelvan a la carga así que Pedro Sánchez logre su segunda investidura. Todos sabemos que los paradores no son plazas especialmente baratas, y me parece ... mucho más progresista crear un atractivo cultural y educativo donde el pueblo tenga acceso y que resulte concorde con todos los atractivos museísticos que se están ejecutando (Centro Botín, Reina Sofía en Banco de España, museo de la Catedral, futura colección del Banco Santander en su sede del Paseo de Pereda, futuros Mupac y MAS, más la posible cobertura de la Porticada y la ubicación de la colección Enaire en Gamazo).
Hay muchas razones para ubicar en Correos un Museo de la Restauración, es decir, del importante periodo en la vida de España y también de Santander que, desde 1875 hasta 1931, se desarrolló entre ambas repúblicas. Al menos, el busto de Alfonso XIII ya está colocado donde debe: solo queda el resto de la operación.
Fue la Restauración la que hizo importante a Santander, como continuidad de alguna presencia real que ya se había manifestado con Isabel II y Amadeo de Saboya. Alfonso XII y, definitivamente, Alfonso XIII convirtieron la ciudad cántabra en capital veraniega, y dieron lugar a importantes transformaciones arquitectónicas, muchas de las cuales aún son hitos del paisaje urbano, entre ellas el propio edificio de Correos. Una foto aérea obtenida por Salvador Hedilla en 1916 nos muestra cómo era hace cien años el solar donde hoy acudimos a recoger cartas o paquetes certificados: unos jardines donde se alzaba la estatua de Velarde (aunque algunas fuentes digitales digan que Correos es de 1915, ahí se ve que no estaba todavía construido, y que en realidad los arquitectos Zuazo y Quintanilla ganaron el concurso poco después y la inauguración se haría esperar hasta finales de 1926).
La Restauración fue también la época de rotunda industrialización de Cantabria y de explotación intensa de su potencial minero. Asimismo, sus primeras instituciones culturales y educativas de referencia son de dicha época, así como aquellos sueños que fueron después frustrados, como el ferrocarril Santander-Mediterráneo. La Cantabria actual muestra muy numerosos e importantes hilos de continuidad con aquellos tiempos neoborbónicos y bastante liberales, en los que nació, por cierto, el regionalismo cántabro como sentimiento de cierta entidad.
Esta realidad cántabra se debe enlazar con lo que este largo periodo de 56 años significó para España, como puente entre un grave atraso decimonónico y una aspiración a la convergencia con el entorno europeo (aspiración truncada brutalmente por la secuencia dictadura-república-guerra-dictadura entre 1923 y 1977).
Hay contenido local, regional y nacional sobrado para dar vida a un buen Museo de la Restauración que resulte interesante tanto para locales como para visitantes, y que permita exposiciones temporales sobre figuras como Cánovas, Sagasta, Romanones, Pablo Iglesias (el que no tenía coleta), Lerroux, Cambó, Maura, Ortega y Gasset, y tantas otras figuras destacadas de aquella España y aquella Cantabria. No olvidemos que toda la generación poética del 27 es una generación alfonsina, aunque viviera ya en la medida desesperada de una dictadura que se quería tecnocrática. Fue una época desdeñada por los republicanos, porque se habían alzado contra ella; y por los franquistas, que la culpaban de haber abierto la puerta a los revolucionarios y los separatistas. Todavía somos herederos mentales de ese doble rechazo a una época que, aunque tuvo muchos fallos, en varios aspectos acabó mostrándose más humana que sus sucesoras guerracivilistas. La Restauración permite así completar una amplia reflexión sobre el ser moderno de Cantabria y el de España.
Un museo en este edificio podría integrarse perfectamente en lo que será sin duda el ticket combinado para que el usuario pueda disfrutar la 'milla cultural'. Parece mejor opción que un parador nacional que, si pensamos en cocinas y trasiegos logísticos de suministros y residuos, aportaría ruido y olores a una zona que puede destacarse más adecuadamente con este otro proyecto. Restauración mejor que restaurante.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.