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Muchos aún recordamos la película 'Mentiroso compulsivo', en la que el actor Jim Carrey interpreta el papel de un abogado ambicioso y sin escrúpulos, que utiliza la mentira como método habitual de trabajo. Dice un dicho popular que «los mentirosos nunca cambian, solo mejoran su ... estrategia», y los expertos afirman que las personas que mienten de forma repetida y compulsiva crean en su mente una realidad que no existe y que utilizan la mentira como un arma de defensa para sobrevivir a la vida real, además de ser una manera de buscar el reconocimiento de los demás o de llamar la atención.
En mi infancia, yo tenía un compañero de clase que era un experto en embaucar a la gente, más que mintiendo, que también, diciéndole a cada uno aquello que quería escuchar, y así, sin tener ni un cromo, se hizo casi toda la colección de fútbol de 'La Casera', afirmando que tenía a Pesudo, que nadie lo conseguía, y por el que le daban los cromos repes bajo la promesa que al día siguiente se le traería, lo que nunca ocurría, y acabó teniendo él a todos los futbolistas de la colección, menos al tan buscado Pesudo.
Un estudio realizado en la Universidad de Massachusetts ha revelado que el 60% de las personas mienten al menos una vez durante una conversación de diez minutos, cayendo en lo que se conoce como 'mentiras esporádicas', por lo que no nos debe extrañar, el que una mayoría de ciudadanos sean tan benévolos con aquellos políticos que ocultando de manera intencionada la verdad, tan solo dicen, lo que las encuestas aseguran que quieren escuchar, y que al igual que Groucho Marx, tengan tan grandes principios, que al segundo sean capaces de cambiarlos, si según ellos, para el bien de su país, resulta necesario.
Y es así, de esa manera, como se van haciendo con la mayoría de los votos que les permiten seguir en el 'machito' diciendo hoy una cosa y mañana la contraria, utilizando la mentira como estrategia reflexionada siguiendo los dictados de Maquiavelo que en 'El Príncipe' asevera que «los hombres son tan simples y se someten a tal punto a las necesidades presentes, que quien engaña encontrará siempre a quien se deje engañar».
Por lo tanto, a mí personalmente que todo un ejército de 'troleros' campen a sus anchas por todas las instituciones, donde también, por el bien de nuestra nación, hay políticos sinceros, no me extraña, aunque si he de confesar que, como la mayoría de los españoles, no duermo en paz ante semejantes mentirosos compulsivos, a cuyo lado, Pinocho, es un bendito.
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