A merendar una tortilla al campo

En memorable Pacotilla, con salero lo expresa Estrañi en el periódico de su digna dirección, «La Voz Montañesa», edición del 18 de marzo de 1881, festividad de San José, fiesta de los Pepes, las Pepas, los Pepitos y las Pepitas, a quienes todos los años sin falta dedica una 'pepitoria'.

«Mañana, las alegres costureras / al son de democráticos cantares, / en Cajo, La Atalaya y Los Pinares / celebran el entierro del quinqué. / Ese día concluyen las veladas / que tanto desazonan a esas bellas, / y por esa razón son todas ellas / devotas del bendito San José. // Al campo a merendar una tortilla / en frugal y pacífico banquete, / van en grupo de cinco, seis o siete / toda su sal vertiendo por ahí. / Yo de antemano ya las felicito / por haber dado fin las noches malas / y si quieren hacerse federalas / que conmigo se entiendan o con Pi».

Todo en un plan muy decimonónico. En cualquier prado accesible para extender la manta o el mantel. Era el socorrido botellón de aquellos días. La merienda o merendola. Sin calimochos. Sin alborotos. Sin trasnoches. Y con la tortilla de patata, con cebolla o sin cebolla, por principal protagonista. Y sin dejar al marcharse la más mínima muestra. Ni un vaso, ni un plato, ni un papel. Todo muy recogidito. Al educado estilo de cuando entonces.