Préstamos naturales

Hay muchas clases de ignorancia, ciertamente, y la mayoría son inevitables. La principal es no saber que no sabemos, pero se puede superar mirando y escuchando con atención, ampliando el vocabulario y esmerándose en entender lo que leemos, vemos y oímos. Después podremos hablar.

Es fundamental que vivamos de acuerdo con lo mejor que hay en nosotros. ¿Y qué es? Simplemente, nuestra disposición y nuestra autenticidad. ¿Con qué intención nos tratamos a nosotros y tratamos a los demás? ¿Qué pretendemos de ellos? A partir de la cordialidad podemos acceder con gusto a respetar las diferencias que tengamos con los seres humanos, también a liberarnos de algunos prejuicios y emociones asociadas que se nos inculcan desde la cuna. Un pesado fardo al que a menudo estamos adheridos como a un chupete que entumece la mente.

Hablemos de literatura. Forma parte de la realidad y comporta innumerables préstamos e intercambios. Nos permite perspectivas provechosas. El profesor Francisco Rico, de la Real Academia Española, ha destacado que en el siglo XII el aprendizaje de los españoles en la literatura se hizo en francés y en provenzal. La convivencia habitual entre gentes de ambos lados de los Pirineos influyó en la fonética del castellano. ¿Resulta molesto que fuera así? ¿Importa que el origen de nuestro saber no sea 'propio' si es lo habitual en tantos aspectos?