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Un amigo ve ingenuo que en mi último artículo ('Solidaridad y ciudadanía') plantease el interés de abordar la heterogeneidad en una sociedad organizada, de acuerdo con los principios de la democracia y la dignidad humana. Viene a decirme que no se puede mezclar el agua ... con el aceite, pues tienen diferente densidad. Por supuesto que es así, pero estamos hablando de personas y no de cosas y en su mensaje asume que 'cristianos' y 'sarracenos' son incompatibles. Sucede que hay que ir más allá de las etiquetas y estas abren el paso a la xenofobia, entre otras hostilidades. El miedo y la aversión al extraño corroen los apegos naturales que propicia el intercambio cultural, el cual requiere cortesía, respeto y generosa reciprocidad.

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