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La mirada del respeto

En España hay visiones de aislamiento, pobreza, marginación y pronto les obsequiaremos con la alternativa de la eutanasia

Jueves, 5 de marzo 2020, 07:20

El desierto ya no es un desierto. El sol, arriba del todo, sostiene una temperatura que supera los cuarenta grados y la arena quema. Pero en la aldea de Thillene, al norte de Senegal, se ha levantado una gran carpa para recibir a cerca de ... un millar de personas. Thillene parece ahora una concurrida calle de Dakar. Los nietos de Ngangne, hijo mayor de Demba, el fundador del pueblo, han decidido reunirse con sus extensas familias para debatir su futuro. Han rezado dirigiendo sus oraciones a la Meca y celebran una gran asamblea a la que nos han invitado como cooperantes. Los boubous, los trajes típicos del país, exhiben sus vivos colores. Destacan las faldas acampanadas y los khartoum, vakse y léguos de las mujeres en un alboroto del arco iris que resalta aún más sus bellos y espigados cuerpos. En el centro se han colocado grandes alfombras que nadie se atreve a pisar sin la reverencia de descalzarse. Un hombre con un micrófono se dirige a los presentes en wolof con el tono de un locutor que retransmite un emocionante partido de fútbol. Los líderes familiares dan instrucciones al locutor para que exprese proyectos y aportaciones. De pronto, un lujoso automóvil se acerca hasta el lugar más distinguido de la reunión. Los líderes se levantan. Las puertas del coche se abren y una nube de hombres se apresuran a recibir al extraño visitante. Se despiertan murmullos y la nube de hombres lleva sobre una silla al misterioso personaje hasta el lugar más distinguido del protocolo. Tiene barba canosa, viste una túnica oscura, un kol amarillo y gafas de sol.

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