Mirando hacia el futuro

Es bueno hacer una reflexión profunda, sosegada y realista. La vida religiosa no está acabada como dicen algunos, está cambiando, como toda una época. Los grandes retos, en lo interno son: la adaptación a una realidad demográfica muy diferente a la que hubo, sobre todo, en la segunda mitad del siglo XX. También diría que hay que mirar a la vida religiosa con libertad y con lucidez para imaginar cómo va a ser en el futuro. En lo externo, creo que tenemos un reto enorme en la transmisión de la fe en un contexto y una cultura que en muchos casos ya no la entiende. Un último reto es el de seguir colaborando con otros en la búsqueda de soluciones para la situación de las personas más vulnerables de nuestra sociedad y nuestro mundo.

Los agustinos, hemos sido y somos importantes en nuestra sociedad, también en la de Cantabria, nuestra presencia se remonta a 1902. Hemos de contribuir a que la sociedad sea más libre, más humana, más justa, y a que la fe pueda tener su espacio en ella. Tenemos un peso grande en el mundo de la educación, por la cantidad de instituciones educativas (en todos los niveles), y el equilibrio entre una tradición pedagógica muy reconocida y la adaptación a un escenario muy nuevo. También es muy significativo el creciente compromiso social y misionero. Hoy los agustinos tenemos que ser más visibles, transmitir más claramente nuestro carisma, y encontrar lenguajes para hablar de Dios de una forma más asequible a muchas personas que ya no tienen el trasfondo de una sociedad sociológicamente cristiana. Tenemos que encontrar el camino hacia un futuro donde podamos seguir teniendo una misión, un lugar y una palabra que decir. «Ama y haz lo que quieras». San Agustín.