Secciones
Servicios
Destacamos
Un santoñés encuentra lo más dulce del orgullo cuando los afamados restaurantes de España y del mundo exhiben en la carta Anchoas de Santoña como signo definitivo de máxima calidad y garantía. Presupongo que sentirá lo mismo un cántabro cuando está fuera de la región ... y un español cuando sale del país. A lo largo de los años Santoña ha ido construyendo un nombre de intachable prestigio en sus productos de conservas de pescado.
Suma orgullo que sea un mérito compartido: de los pescadores, de los armadores, de los grandes industriales y de los artesanos. Y de las mujeres; sobre todo de ellas porque antes de la batalla feminista por su incorporación al mercado laboral, en Santoña ya trabajaban en la industria conservera y eran sustento principal de sus familias. Todo sigue igual desde entonces, las mujeres continúan nutriendo las fábricas y son la mano cualificada que ha levantado la fama internacional de la anchoa y las conservas de Santoña durante generaciones.
Más que un pueblo Santoña es, fuera de sus fronteras, una marca. Esta marca rinde a excelente ritmo en la economía local y también en la cántabra, pero un informe reciente de la Consejería de Sanidad que atribuye a una conservera local el disparo del covid en Laredo y Colindres puede llevar al traste todo lo logrado.
Es un augurio atrevido y tal vez catastrofista, aunque también necesario. No es la primera vez, ni la segunda, en la que las conserveras de Santoña aparecen relacionadas con el covid, y ya se sabe que alimentando una mala percepción se mata una buena realidad. Confieso total desconocimiento en los fundamentos científicos de la pandemia y en cómo tratarla, pero nada de ello coarta tomar opinión proyectando la lógica del rastro que pueden dejar sus secuelas.
La industria nace y muere al ritmo que le marcan los avances. Solo la alimentaria es imperecedera cuando la calidad la sella como marca. Es lo que el informe de la Consejería de Sanidad pone ahora en riesgo. Recuerdo a mi abuela, conservera de Santoña para más señas, cantando un famoso cuplé de la época que nombraba el Agua de Solares por su identidad distinguida. Hace años que otro informe, se dice que intencionado, mató la reputación de la marca y la envió al baúl de los recuerdos.
No es necesario ser médico ni científico para mirar otros alcances de lo que se pone en juego en esta pandemia; vivimos tiempos de extrema alarma social con todo lo que atañe a la Salud Pública. El desconocimiento en materia sanitaria impide dar respuestas sobre el coronavirus y la forma de combatirlo, pero sí permite plantear preguntas sobre las conclusiones del informe de la Consejería de Sanidad que, transcurridos unos 30 días entre el avance del covid en Laredo y Colindres hasta decretar el confinamiento de ambas localidades, atribuye la causa a una conservera de Santoña.
Si, lo aseguran los científicos, la pandemia se propaga en progresión geométrica con un factor medio de 3, es decir, una persona contagia a tres y cada una de ellas a otras tres, ¿es posible determinar después de 30 días que la explosión del covid en Laredo y Colindres tuvo su origen en una conservera de Santoña? Si ya existían contagiados en ambas localidades, bajo la progresión geométrica de la pandemia y expuestas al contacto social, ¿qué elemento concluye que la causa está en una fábrica de conservas? Si todas las poblaciones registran contagiados, ¿por qué la propagación en Laredo y Colindres se originó por la visita a una conservera en Santoña y no por cualquier otro contacto social? ¿Existe un nivel tan sofisticado de rastreo que permite identificar cuál es el foco del covid cuando no se parte desde cero en el número de afectados? ¿Quién ha elaborado este informe, quién le ha dado luz pública? Es necesario conocer las respuestas para despejar la inquietud y sobreponer la cordura.
No imagino a los franceses, admirables en la defensa de su patrimonio, tirar piedras sobre el tejado que estampa la marca del vino de Burdeos. Tampoco a los vascos, de igual perfil y más cercanos, echando arena sobre lo suyo. No se trata de trampear ni ocultar, aunque sí de dar a las graves afirmaciones la consistencia debida. Entre la hiperinflación de noticias sobre el covid no he escuchado señalamiento exclusivo alguno a entidades, marcas ni gremios. Sufrimos una pandemia, una amenaza que envuelve a todos contra todos, de modo que contagiados hay en todas partes. La insensibilidad de un informe oficial hacia un prestigioso sector de Santoña, cántabro al fin y al cabo, resulta incomprensible, salvo que al revés del mundo queramos dar marcha atrás para destruir lo construido y mirar hacia la nada mientras otros ocupan el lugar que dejamos.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.