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A lo largo del último año hemos podido leer acerca de numerosos ensayos con medicamentos que, si bien no habían sido específicamente elaborados para combatir al coronavirus, parecían ofrecer resultados prometedores en la lucha contra la pandemia. Casi ninguno de ellos ha superado con ... éxito los ensayos clínicos: no han conseguido reducir el contagio ni los síntomas de la enfermedad, tan sólo la dexametasona ha demostrado capacidad para reducir de forma notable la mortalidad asociada a la Covid-19. Ahora, una nueva investigación, llevada a cabo por la Universidad de Georgia, viene a sumarse con un fármaco que se utilizaba originalmente contra el virus de la gripe: el molnupiravir. Este medicamento ejerce su acción antiviral a través de la introducción de errores de copia durante la replicación del ARN, lo que hizo pensar a los investigadores que podría ser efectivo frente a otros virus de ARN, como el SARS-CoV-2.
Previamente, un estudio realizado en abril de 2020 había presentado en sus conclusiones que el molnupiravir puede prevenir y reducir el daño pulmonar severo en ratones infectados con coronavirus. También se había estudiado la eficacia del fármaco con hurones, animal que ha protagonizado algunos casos de zoonosis, y comprobaron que después de recibir el tratamiento, no transmitieron la enfermedad a animales que estaban en la misma jaula.
La efectividad demostrada frente al coronavirus en animales llevó a iniciar un estudio preliminar con voluntarios sanos del Reino Unido y de los EE UU. Para julio estaban en marcha dos pruebas con pequeñas cantidades de pacientes hospitalizados y no hospitalizados de EE UU y Reino Unido. A finales de dicho mes y sin haber publicado todavía ningún dato médico, Merck anunció su intención de llevar al molnupiravir a las etapas finales de los ensayos; en octubre dieron comienzo unos ensayos de fase III en la que 2/3 de las pruebas estarían centradas en pacientes hospitalizados, y cuyos resultados están previstos para mayo de 2021.
Se ha observado desde el principio una actividad de amplio espectro contra los virus de ARN respiratorios, y que el tratamiento de animales infectados con el fármaco reduce la cantidad de partículas virales desprendidas en varios órdenes de magnitud, reduciendo drásticamente la transmisión.
Un punto importante a favor del molnupiravir es que se trata de un fármaco administrado por vía oral, lo que representa una ventaja indiscutible frente a otros tratamientos, como el remdesivir, los sueros hiperinmunes o los anticuerpos monoclonales, que deben ser administrados por vía intravenosa. Esta forma de administración permite que el tratamiento pueda iniciarse temprano, lo que ofrece interesantes beneficios potenciales: evita el agravamiento del paciente, acorta la fase infecciosa y reduce rápidamente los brotes locales.
De confirmarse los resultados en los ensayos clínicos, el medicamento se convertiría en una ayuda extraordinaria para poder combatir con mejores armas la pandemia. El control de la misma dependerá de la interrupción de las cadenas de transmisión hasta que se alcance la inmunidad colectiva, ya sea inducida por la vacuna o adquirida de forma natural.
Y hay que recordar que las vacunas contra el coronavirus aún no están plenamente disponibles, ni se han distribuido a nivel mundial. Pero como ya hemos visto esfumarse más de una promesa, no vamos a entusiasmarnos antes de tiempo.
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